Sábado por la noche y no puedo dormir, así que me levanto sigilosamente y me pongo a escribir esta página del blog. A fin de cuentas, es una de las cosas que mayor satisfacción me produce.
Semana convulsa: huelga general, positivo de Alberto Contador, renuncia de la Unión Europea a castigar a Sarkozy por expulsar gitanos de suelo francés y, sobre todo, nuevo intento de golpe de Estado en un país de América Latina. Vayamos por partes:
En una España cada vez más acorralada por el temor al desempleo (y/o el concurso de acreedores, según los casos), hemos vivido el miércoles 29 de septiembre la quinta huelga general de la democracia española. No parecen muchas en 35 años. País tibio, dirían unos, domesticado casi. A pesar de este dato incontestable y concluyente, oyes hablar a algunos periodistas y parece que UGT, CC.OO., resto de los sindicatos, sindicalistas, liberados, comités de empresa, contratados temporales, funcionarios, piquetes y otras gentes de mal vivir son más dañinas que las diez plagas de Egipto. Digan lo que digan, había motivos sobrados para haber hecho del 29 de septiembre una huelga histórica de proporciones similares a las del 14 de diciembre de 1988 (http://es.wikipedia.org/wiki/Huelga_general_en_Espa%C3%B1a_de_1988); pero tristemente, en este caso, muchos de los afectados (trabajadores, autónomos, pequeños empresarios) ya no se lo podían permitir.
Con relación a Contador, sólo decir que el ciclismo no interesa ya ni a los fabricantes de bicicletas. No puede ser de otra manera. Hoy te hacen la foto como ganador del Tour y mañana o tres meses después resulta que quien realmente lo gano fue el que llego en segundo, tercero o cuarto lugar. En 2006, por ejemplo, el español Oscar Pereiro fue declarado oficialmente vencedor de la ronda francesa 14 meses después de finalizada la carrera. La foto de Pereiro con el maillot amarillo en los Campos Elíseos de París nunca existió.
Dice Alberto Contador que el positivo se debe a un filete que comió el 21 de julio y que procedería de una vaca engordada con clembuterol. Parece inverosímil, pero no lo es: el rastro de la sustancia es tan mínimo que resulta imposible que proceda de una ingesta directa y que no hubiera sido advertida en los controles antidopaje del día anterior o de los posteriores. La propia Unión Ciclista Internacional estima que es probable que se trate de una contaminación alimentaria. La carrera del ciclista, sin embargo, ha quedado manchada para siempre y la duda le perseguirá a lo largo de su vida. En el caso de Froyd Landis, durante 14 meses ganador del antes citado Tour 2006, la obsesión por demostrar su inocencia le arruinó, le llevó a la bebida, acabo con su matrimonio, perdió a gran parte de sus amigos y terminó viviendo, casi aislado en una cabaña solitaria de un bosque de California.
A mí me ha resultado esclarecedor saber del caso del tenista francés Richard Gasquet (llegó a ser el número 7 del mundo en 2007), acusado en 2009 de positivo por cocaína durante el torneo de Miami (EE.UU):
Comprendo las sospechas. Pero lo repetiré tantas veces como sea necesario: nunca he tomado esa mierda. En el circuito nadie toma cocaína. Tenemos miedo de todo. Cuando tengo que tomarme una aspirina, llamo diez veces al médico para estar seguro de que puedo.
Su caso tuvo un desenlace favorable. El tenista achacó el resultado del análisis a los largos besos que intercambió con una tal Pamela, conocida en un bar de copas durante el torneo y que presumiblemente consumía cocaína. El TAS (Tribunal Arbitral de Deporte) levantó la sanción a Gasquet reconociendo que “lo más probable es que la cocaína le llegara de los besos de la chica. Cualquier otra fuente de contaminación es mucho menos probable o imposible. El tenista ha probado eso”.
Yo a esto (tirar la piedra y esconder posteriormente la mano), le llamo “indefensión” y créanme que sé lo que se siente cuando el peso de la ley o de la duda cae contra ti y tus alegaciones, unas tras otras, caen en un pozo sin fondo. Son las ventajas de ir cumpliendo años y/o acumulando experiencias.
Del golpe de estado en Ecuador, de las muertes de Arthur Penn y de Tony Curtis y de la vergüenza de llamarse Sarkozy, hablaremos, si les parece, mañana domingo.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/
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