Entre 2000 y 2005, Umberto Eco escribió una serie de artículos y conferencias que posteriormente recogió en un libro de titulo sugerente, A passo di gambero, en el que el autor lanza la tesis de que la humanidad, queriendo ir hacia adelante, en realidad, como los cangrejos, camina hacia atrás.
Lo cuenta magníficamente en el prólogo:
… la comunicación pesada había entrado en crisis a finales de los setenta. Hasta entonces, el principal instrumento de comunicación era el televisor en color, una caja enorme que dominaba con su presencia engorrosa y emitía en la oscuridad siniestros resplandores y sonidos susceptibles de molestar al vecindario. El primer paso hacia la comunicación ligera se dio con el invento del mando a distancia; gracias a él, el espectador no solo podía reducir o incluso suprimir el sonido, sino también eliminar los colores.
Saltando de un debate a otro, frente a una pantalla en blanco y negro y sin sonido, el espectador había entrado ya en una fase de libertad creativa. Además, la vieja televisión que transmitía los acontecimientos en directo, nos hacía depender de la propia linealidad del acontecimiento. La liberación del directo se produjo definitivamente con la llegada del vídeo, que no solo supuso el paso de la televisión al cine, sino que permitió al espectador rebobinar las cintas.
De esta forma la tecnología, al darnos la posibilidad de eliminar el color, suprimir el sonido y rebobinar hacia adelante a gran velocidad, estaba devolviéndonos la posibilidad de ver el cine de hoy como lo hacían nuestros abuelos.
La metáfora me gustó y durante unos días he pensado sobre ello. En cierto modo, cada uno de nosotros, al tener hijos, reproduce la historia de nuestros padres de la misma forma en que ellos repitieron la de nuestros abuelos y así, sucesiva y retrospectivamente.
De otra manera no se explica que los viejos prejuicios de la humanidad se repitan constantemente de una forma irresoluble: guerras de religión, conflictos étnicos, terrorismo, anexionismos, imperialismos, nacionalismos, fundamentalismos, independentismos.
¿No será ya momento de salir, por el bien de nuestros hijos, de estos círculos viciosos permanentemente recurrentes?
Lo tenemos que intentar.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/