Leer el periódico, ya lo he dicho en muchas ocasiones, es un placer. Al menos para mí. No tanto por las noticias, que las suelo pasar con cierta rapidez, sino por las opiniones que en el papel impreso quedan reposadas por un día.
Dicen que en las hemerotecas se guardan todos los periódicos publicados alguna vez, pero no creo que sea fácil volver a encontrar, entre los miles de millones de combinaciones ordenadas de letras, aquellas frases que un día nos sorprendieron, nos emocionaron, nos exaltaron o, simplemente, llamaron nuestra atención. Por eso no he ido nunca a una hemeroteca. Me conformo con recortar las páginas que me interesan, guardarlas y echarlas un vistazo el día en que nos decidimos a hacer limpieza, o nos vemos obligados a cambiarnos de piso. Mudanzas que sirven para renovar nuestros recuerdos, tirar los viejos al contenedor de papel y volver a hacer sitio en nuevas cajas para comenzar a guardar retazos de cotidianidad que nunca más volveremos a leer.
Con los blogs ocurre lo mismo, volcamos en ellos nuestros pensamientos, y al pronto, quedan ocultos tras ese disfraz invisible que solemos llamar “índice” y que no es más que una recopilación de títulos tras los cuales decimos cosas que tienen o no que ver con ellos. Un juego, en cualquier caso.
Al no dar demasiada importancia a las noticias de actualidad, puedo leer los periódicos con días de retraso y, curiosamente, resulta mucho más interesante hacerlo así que puntualmente. Donde algunos dijeron “digo”, hoy resulta que quisieron decir, “Diego”. Otros, sin embargo, parecen mantener siempre el mismo discurso. Elogio hoy a Obama, de quien nunca he hablado mal, pero no siempre bien en este blog:
- ¿Sigue creyendo usted, después de los resultados electorales, que es mejor ser un buen presidente de un solo mandato que un mal presidente que consigue la reelección? (Antonio Caño, desde Washington, EL PAÍS, 19 de noviembre de 2010)
- (Barack Obama). Sí, sigo creyendo que es mejor un buen presidente de un solo mandato que un mediocre presidente de dos. He dicho más de una vez que hay una tendencia en Washington a pensar que el principal trabajo de un político elegido es el de ser reelegido. Eso no es lo que yo pienso de mi trabajo. La descripción que yo hago de mi trabajo es la de solucionar los problemas y ayudar a la gente. No voy a aflojar en lo que se refiere a intentar resolver los grandes problemas que afectan a Estados Unidos. Asia no está aflojando. Europa no está aflojando. Ellos están preocupados por sus economías, por sus hijos, por la seguridad de sus naciones; exactamente las mismas cosas por las que los norteamericanos están preocupados. Yo no quiero tener que volver la vista atrás y decirme a mí mismo que todo de lo que me preocupé fue de mi propia popularidad. No es ese mi objetivo. Mi obligación es estar seguro de que soy fiel a los principios, las creencias, las ideas que harán avanzar a los Estados Unidos y fortalecer a nuestros socios del mundo.
O lo que es lo mismo, desde nuestro pequeño rincón: estar orgullosos de lo que hacemos, más allá de que terminemos o no completamente arruinados. Prefiero dirigir un buen estudio de arquitectura que pudiera llegar a quebrar, con un pequeño número de proyectos de los que sentirnos en el futuro verdadera y modestamente orgullosos, que ser la cabeza de una rentable organización constructiva especializada en hacinar a gente en lugares donde nunca podrán llegar a ser verdaderamente libres. Ni por un solo momento.
Es decir, hacer lo que estamos haciendo y a costa de todo lo que nos está costando.
Como dijo el otro día, en la cubierta de uno de nuestros edificios, un arquitecto que ya había tirado la toalla:
- Es que vosotros todavía sois jóvenes.
Y era verdad, teníamos, nada más y nada menos que 1 año menos que él.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/
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