Encuentro cierta relación entre la cocina y la arquitectura y así, de la misma manera que hay cocineros que mantienen una relación constante con la comida tradicional, existen arquitectos y promotores que no gustan o no quieren investigar, seguir avanzando o, simplemente, arriesgar.
En el lado opuesto algunos cocineros, apoyándose en los platos y los ingredientes de siempre, intentan encontrar sabores y sensaciones nuevas y/o sorprendentes.
Hablábamos mi socio y yo camino en uno de nuestros viajes de dirección de obra del menú de El Bulli, el restaurante de Ferrán Adrià, para muchos el mejor chef del mundo. No porque hayamos ido allí a comer, sino porque hemos leído con atención cosas que allí ocurren: 35 platos en el menú, 60 personas al servicio de 50 únicos comensales (http://www.youtube.com/watch?v=7DN14iCgshE).
A propósito de los 35 platos del menú (que no de la carta), los miembros de El Bulli no intentan otra cosa que servir tantas pequeñas sensaciones como bocados puede haber en una comida convencional. Con relación a los ingredientes tradicionales, simplemente recordar una magistral frase de este genio de la cocina:
Cuando cocinen ustedes, por ejemplo, una patata, …., simplemente pélenla, córtenla, trátenla, cocínenla, como si fuera la última patata del mundo.
Algo así como cuando modificamos una y otra vez nuestros humildes encargos, hasta encontrar el punto en que nuestro trabajo nos deje absolutamente, o al menos cerca, de nuestra propia crítica y satisfacción.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/