Son muchas ya las noticias que, en la prensa española, comentan el éxodo de jóvenes (y no tan jóvenes) titulados españoles al extranjero y el enfoque suele ser sesgado. En época de vacas gordas esos mismos medios de comunicación planteaban un problema contrario: inmigración ilegal, llega gente sin preparación.
Ahora, unidas las dos caras de una misma moneda, el puzzle se completa: los talentos se van, los delincuentes se quedaron. No estoy en absoluto de acuerdo con ese planteamiento pues la realidad no es tal.
La realidad es que los inmigrantes que llegaron a España en años pasados, en muchos de los casos, realizaron trabajos que no queríamos hacer o no necesitábamos hacer o ni nos planteábamos hacer los ricos nacionales que habitábamos en un mundo de burbujas y crédito. Por otro lado conozco también magníficos profesionales cubanos, argentinos, chilenos, polacos, ingleses, italianos o alemanes (sin ánimo exclusivo ni excluyente) con los que forme parte de equipos interdisciplinares en España.
La realidad actual, es que los jóvenes españoles que hoy se deciden a marchar, en muchas ocasiones lo hacen de forma transitoria, con la ilusión de completar su formación o iniciarse en un mundo laboral que hoy es inexistente en España. Muchos de ellos conocerán a gente, se arraigarán y no volverán, pero otros muchos, en futuras circunstancias económicas y personales, regresarán a su país para trabajar en él los años de plena madurez profesional. En la mayoría de los casos se van con muy justos salarios y estarán tan o tan poco explotados como estaban los extranjeros en caso anteriores y contrarios.
Entender que una persona es un talento por el mero hecho de haber finalizado sus estudios es tan falso como pensar que otra es mejor o peor porque ha nacido en un hemisferio o en el otro, en un lugar o en otro.
Luis Cercós (LC-Architects)
Buenos Aires - Madrid
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