El revocador, en este caso, intenta imitar con una "martillina" de doble boca -puntas de diamante, una en sentido ortogonal y la otra, oblicua- la textura de la bujarda de un cantero. Previamente ha trazado con un llaguero el despiece de sillería, sobre un acabado "liso sin lavar", y el "plinto" (zona perimetral en cada uno de los sillares que no se trabaja.