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miércoles, 14 de agosto de 2013
Arquitecto Germán Tellez Castañeda, Bogotá, Colombia
Germán Tellez Castañeda es uno de los arquitectos pioneros en la restauración de arquitectura en América Latina. Arquitecto por la Universidad de los Andes (1955), realizó estudios de especialización en el Insitut de l'Urbanisme de la Universidad de París y en el Servicio Nacional de Monumentos Históricos de Francia (1959-60). En 1972 fue el primer arquitecto colombiano nombrado por la Organización de Estados Americano como Experto Regional, motivo por el que fue enviado en misiones referentes a proyectos de restauración en diversas zonas históricas de Honduras, Bolivia y Argentina.
¿Qué es la arquitectura para Germán Tellez?
La arquitectura aparte de ser un oficio honorable para ganar la subsistencia, tendría para mí tantos rostros como una tribuna repleta de gente. No tengo la confusión conceptual y linguística de algunos colegas criollos que definieron la Arquitectura como una "ciencia racional"; ni el prestigio de Le Corbusier, para afirmar que se trata del "juego magnífico de los volúmenes bajo la luz del Sol"; ni la intención de parafrasear a Lenin, estableciendo que podría ser "todo aquello que halaga los sentidos", ni la inanidad tecnicista de creer que es apenas el resultado de un cuidadoso análisis de las relaciones de producción. Lo multifácetico y confuso de la Arquitectura como noción es su principal atractivo. Sería fatal descubrir algún día qué es exactamente la arquitectura.
El arquitecto siempre ha sido, a través de la historia, el ser humano menos actual imaginable. El pobre arquitecturador es, o bien un futurista frustrado o un aprovechador irredento del pasado, pero jamás ha marchado al paso de ninguna época. Cuando logra culminar alguna obra importante, ya la "corriente irresistible de la historia" la ha tornado obsoleta o innecesaria. Las catedrales góticas, o no se terminan, o se terminan cuando ya la fe cristiana ha caído en franca decadencia. La mayor gloria arquitectónica de Versalles, Aranjuez, El Escorial, Brasilia, los recintos imperiales de Pekín, Chandigarh, o Nueva Delhi ocurre cuando los huracanes de la historia se han ido a soplar a otras regiones del mundo. Siempre el arquitecto, profesional despistado por definición o no era necesario, como en nuestro período colonial, o sobra notablemente, como en el presente (la entrevista es de mediados de los años 80).
La posición del arquitecto en nuestra sociedad es indeterminable, luego mal se puede decir si es acertada o no. ¿Cómo situar a un semidiós con vergüenza de humilde servidor, o bien, a un humilde servidor de la comunidad con ínfulas de semidiós y arrestos de líder político?¿cómo situar al arquitecto en una sociedad que los fabrica a montones y no sabe cómo emplearlos?¿o en un sistema que difícilmente se puede pagar el lujo que ellos representan pero exige perentoriamente sus obras como símbolos políticos y sociales?
¿Qué recomendaciones daría a los estudiantes de arquitectura?
El inmediato retiro masivo de las escuelas a las cuales asisten. Estas, así tendrían que cerrar, lo cual representaría para el país enormes ventajas. Habría una saludable pausa para reflexionar, mientras los estudiantes se dedican a tareas mucho más provechosas que las puramente académicas. Quedarían cesantes numerosos núcleos profesionales ne los que abundan los improvisados, los eternos novatos, los carentes de talento didáctico o de formación profesoral, y se podrían desenmascarar y rastrear éstos. Habría buen tiempo para formar mejores cuerpos docentes.
La práctica profesional, con o sin revolución de por medio, se beneficiaría sensiblemente de este providencial cierre académico (extensivo digamos, a diez años), presionando críticamente a los arquitectos disponibles y obligándolos a una mejora sustancial de la calidad de su producción mediante la amenaza constante de una súbita reapertura de las escuelas para formar competidores. Quedaría interrumpida la eterna ilusión de que cada nueva promoción de arquitectos va a ser más hábil y servicial que la anterior (que siempre es pésima). Habría tiempo para analizar objetivamente cuántos arquitectos, y con cuál orientación profesional, requiere realmente el país.
Con relación al alumno, ... quizá repetirle, quizá recordarle que debe ser un buen muchacho, humanista, sociólogo, antropólogo, mecánico, electricista, latonero, vendedor de específicos, ... revolucionario disciplinado, investigador, defensor del patrimonio histórico del país y fuera de él, político a ratos, pegador experto de ladrillos, carpintero, poeta, fotógrafo, ... misionero, apóstol de causas perdidas o irredentas, contabilista, científico, ecólogo, planificador de esta tierra y de la otra, ... lector infatigable, servidor de los intereses de la comunidad (y no de las oligarquías), adicto a los festivales de cine, de piano, de teatro, y de cuanto generoso, doloroso y fantasioso pueda salir de manos humanas.
Revista "Escala". Especial Restauración. 84/85. Bogotá, Colombia, 1988. Encontrado en los anaqueles de la biblioteca de la Sociedad Central de Arquitectos. Buenos Aires. Argentina.