"Cada viejo edificio presenta un problema diferente y debe ser tratado de distinta manera. (...) lo único útil y sensato es fijar una orientación general y esta creemos que debe ser la del máximo respeto a la obra antigua, conservando las fases y adiciones posteriores que tengan interés histórico, arqueológico, artístico o monumental huyendo lo más posible de añadir nada nuevo y diferenciando siempre lo añadido, para que nunca pueda confundirse con la obra antigua, al mismo tiempo que se procura atender al ambiente y al aspecto artístico del edificio reparado"
(Torres Balbás 1933:9 recogido por Alfonso Muñoz Cosme 2013) .