La Revista de Arquitectura de la Sociedad Central de Arquitectos dedicó su número de agosto al Patrimonio. El título elegido por su curadora, la arquitecta Rita Comando, fue una declaración de intenciones: “Patrimonio. Prohibido No Tocar”.
Está bien. Toquémoslo.
El recuerdo se asemeja a una cebolla que quisiera ser pelada para dejar al descubierto lo que, letra por letra, puede leerse en ella. (Günter Grass).
Abordamos así una primera fase “de sustracción o deconstrucción”, que elimina, a la manera de las capas de esa cebolla de Grass, todo lo que hoy genera desorden o incomprensión: las macetas, las nuevas carpinterías, los revestimientos obsoletos, los trastos, la señalética actual, los falsos techos, la iluminación improvisada, el actual mostrador de seguridad, las sillas desordenadas.