ARMONÍA
Lo más importante en la restauración de un conjunto monumental formado por varios edificios, es que cada una de las partes se integren en el todo. Una integración armónica. La "armonía" es un criterio de intervención usado por primera vez en restauración en los años veinte del siglo XX, fundamentalmente por el arquitecto y restaurador español Leopoldo Torres Balbás, a propósito de sus intervenciones en la Alhambra de Granada.
La armonía en restauración tendría que ver, fundamentalmente, con el dialogo entre las zonas reintegradas y las zonas restauradas. Los ojos del espectador no deberían fijarse en ninguna de las partes, sino en el todo (equilibrio en la percepción). Esta armonía compositiva debe también completarse con la armonía cromática, o "armonía de los colores", concebida como el conjunto de técnicas que se aplican en restauración para lograr equilibrio en la interacción de los colores que la componen (en nuestro caso, cornisas nuevas, cornisas restauradas, elementos ornamentales principales, estucos de terminación, ...). También se denomina así al efecto estético de calma que ese equilibrio produce en el espectador.
En algunos casos pudiera ser un camino el potenciar una única paleta de color, con diferente proporción de pigmento, pero sin incorporar colores ajenos al de mayor presencia. Buscar armonía con pigmentos diferentes, suele ser complicado.
Con pigmentos más oscuros se consiguen tonos -es evidente- más oscuros también. Pero en muchas ocasiones, además de oscuridad, aportan "aspecto sucio". En caso de que esto haya podido ocurrir, la primera operación pasaría por eliminar estos repintes: deconstrucción. Prueba y error. Lo que no funciona, debe revertirse, pues perjudican al conjunto y muchas veces ensucian el trabajo. Los "arrepentimientos", por regla general, no funcionan estéticamente.
Con pigmentos más oscuros se consiguen tonos -es evidente- más oscuros también. Pero en muchas ocasiones, además de oscuridad, aportan "aspecto sucio". En caso de que esto haya podido ocurrir, la primera operación pasaría por eliminar estos repintes: deconstrucción. Prueba y error. Lo que no funciona, debe revertirse, pues perjudican al conjunto y muchas veces ensucian el trabajo. Los "arrepentimientos", por regla general, no funcionan estéticamente.
Luis Cercós
Restaurador de Arquitectura
Arquitecto T. Magister en Restauración
Buenos Aires, Argentina
Santiago, Chile