La restauración es una disciplina sencilla, siempre que nos acerquemos con prudencia a los viejos edificios. Restaurar es también, muchas veces, destruir. Desde hace ya casi una década, y a pesar de mi profesión, cada vez restauro menos. Limpio, consolido, pero restauro poco. Restaurando poco, pienso que me equivoco poco. O al menos, no me equivoco irreversiblemente.
Veo esta reciente restauración en Leipzig (Alemania) y pienso que el edificio estaba mejor antes que ahora.
Luis Cercós
Buenos Aires
Fotografía: edificio en la calle Baedeckershasse, 2 en Leipzig, Alemania.
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