La madurez de un restaurador llega, quizá, cuando se da cuenta que no hay nada que pueda hacer parea mejorar lo que es imposible mejorar, aunque alguien pretenda limpiar lo que no hace falta limpiar, renovar el revestimiento que no se debe tocar, o modificar lo que es pura armonía.
Luis Cercós
Restaurador de Arquitectura (1991-2016), 25 años de profesión
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