lunes, 23 de diciembre de 2024

A propósito de lo imperfecto (I)


Lo roto, lo imperfecto y la restauración de arquitectura como reflejo de una posición ante la vida

En mi experiencia como conservador de patrimonios y profesor de la disciplina, siempre me ha fascinado el valor de lo incompleto, lo imperfecto y lo inacabado. En un mundo que a menudo persigue lo perfecto y definitivo, creo que es importante reflexionar sobre lo que dejamos abierto, ya que muchas veces es ahí donde reside la verdadera riqueza.

Comparto tres ideas que han marcado mi forma de pensar:

1️⃣ Alfred Sohn-Rethel y el "ideal de lo roto": Este filósofo defiende que la ruptura y la imperfección pueden ser poderosas fuentes de creatividad y reflexión. Frente a una sociedad obsesionada con lo perfecto, ¿por qué no valorar la belleza de lo incompleto?

2️⃣ Álvaro Siza: El gran arquitecto portugués criticaba la obsesión contemporánea por finalizarlo todo, ya que esto impide que los edificios y ciudades se conecten con el tejido humano. En 2010, decidí dejar deliberadamente algunos elementos "sin terminar" en tres proyectos de restauración en los que trabajé: una iglesia del XVII en Talavera de la Reina, un Monasterio en La Rioja y un centro audiovisual en La Solana (Ciudad Real). Estas decisiones buscaban respetar la memoria del lugar y mantener un diálogo entre lo nuevo y lo antiguo.

3️⃣ Clorindo Testa: Este maestro argentino defendía que los detalles técnicos no deberían dominar nuestra percepción de la arquitectura. Comparaba los pequeños errores a faltas de ortografía, diciendo que corregirlos es "tarea de pedantes, no de gente ingeniosa". Para él, lo importante era la idea global de la obra, y aceptaba que la perfección no siempre es necesaria para alcanzar la grandeza.

Mi reflexión: Tanto en la arquitectura como en la vida, lo inacabado nos invita a seguir creando, pensando y evolucionando. Abandonar la obsesión por lo perfecto nos permite conectar con el pasado, el presente y el futuro de forma más auténtica.

¿Qué pensáis? ¿Es necesario buscar siempre la perfección? ¿Qué lugar tienen la imperfección y lo inacabado en el legado cultural y en nuestro día a día?

LC, París, diciembre 2024.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Reflexiones sobre patrimonio y arte contemporáneo

Recientemente, en las clases que imparto, hemos abierto un debate a propósito de dos temas de actualidad que, a mi juicio, plantean preguntas fundamentales sobre la gestión del patrimonio y el arte contemporáneo: la presentación de la reconstrucción de Notre Dame y las fotografías oficiales de los Reyes de España realizadas por Annie Leibovitz. Ambos casos, aparentemente distantes, tienen en común su capacidad para generar reflexiones sobre cómo representamos el pasado de un edificio (o de una institución) y lo conectamos con el presente.

Creo profundamente que la restauración y la gestión del patrimonio son actividades intelectuales. Cada intervención debería ser fruto de un debate y de una reflexión previa, en la que no solo se valoren los aspectos técnicos, sino también los mensajes que queremos transmitir como sociedad. Estas discusiones, aunque complejas, son esenciales para garantizar que el patrimonio y el arte dialoguen de manera crítica con el presente y no se limiten a repetir fórmulas del pasado.

En este debate con mis alumnos, hemos explorado cuestiones como si la nueva Notre Dame, más luminosa e inclusiva, refleja realmente su espíritu medieval, o si responde a un cambio deliberado en los valores que la reinterpretan. También hemos discutido si las fotografías de los Reyes, con sus referencias al pasado y su estética clásica, representan un retrato anacrónico o, quizás, una crítica sutil a una institución que busca redefinirse.

Lo que más me ha enriquecido de estas conversaciones ha sido la diversidad de perspectivas. Desde quienes defienden la reconstrucción de Notre Dame como un acierto político y social, hasta quienes ven en ella una pérdida del "alma oscura" de la catedral medieval. O aquellos que, en el caso de las fotografías de Leibovitz, interpretan en la aparente inestabilidad de la pose del Rey un mensaje implícito sobre la fragilidad de ciertas instituciones.

En lo personal, estas reflexiones me han recordado algo que considero clave: los edificios históricos y las representaciones artísticas, una vez intervenidos o creados, se convierten en documentos culturales que deben ser analizados en su contexto. No son piezas del pasado, sino testimonios que dialogan con el presente y, en muchos casos, con nuestras propias contradicciones como sociedad.

Más allá del resultado de estos debates, lo importante para mí es que las reflexiones no se queden en el aula. Necesitamos espacios donde cuestionemos lo que se da por hecho, donde nos preguntemos no solo qué hacemos con nuestro patrimonio y arte, sino también cómo queremos que estos representen nuestra época para las generaciones futuras.

Luis Cercós, conservador de patrimonios, París, 2024.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

La paradoja de la innovación tecnológica: ¿Avance o dependencia?


Vivimos en un mundo donde las innovaciones tecnológicas prometen resolver problemas a una velocidad sin precedentes. Sin embargo, surge una pregunta esencial: ¿en qué medida estas tecnologías realmente nos empoderan y en qué medida crean nuevas formas de dependencia?

Autores como Ivan Illich, en su obra La convivialidad, ya advertían sobre los límites de las herramientas tecnológicas y cómo éstas, si no se regulan, pueden esclavizarnos en lugar de liberarnos. Illich propone un concepto clave: las herramientas "conviviales", aquellas que permiten al usuario apropiarse de la tecnología sin quedar subordinado a ella. ¿Estamos perdiendo esta convivencia a favor de tecnologías que determinan nuestras vidas y decisiones?

La filósofa contemporánea Byung-Chul Han, en La sociedad del cansancio, añade otra capa al debate. Según él, el exceso de innovación tecnológica genera una hiperactividad que lleva al agotamiento, convirtiendo al ser humano en una suerte de máquina productiva más dentro de un sistema.

En el ámbito del patrimonio cultural, este neocolonialismo tecnológico se manifiesta, por ejemplo, en cómo dependemos de software propietario o plataformas digitales externas para documentar, restaurar y compartir nuestro legado. ¿Es posible escapar de esta dependencia y encontrar una forma más equilibrada de integrar la tecnología en nuestras vidas y profesiones?

Os invito a reflexionar juntos:

  • ¿Cómo podemos distinguir entre el uso positivo de la tecnología y la dependencia nociva?
  • ¿Qué ejemplos cotidianos conocéis donde la tecnología ha reemplazado habilidades humanas esenciales?
  • ¿Qué alternativas existen para recuperar la autonomía en la era de la hiperconectividad?

Cierro con una cita de Simone Weil, quien nos insta a pensar en la tecnología como un medio, no un fin: “La libertad no consiste en tener muchas opciones, sino en ser capaz de actuar con conocimiento y propósito”.

LC, Paris, 2024

viernes, 29 de noviembre de 2024

Tecnología y Patrimonio


La relación entre tecnología y patrimonio cultural no solo es inevitable, sino también enriquecedora cuando se aborda desde un enfoque racional y responsable. Reflexionar sobre ello me ha llevado a recuperar ideas que un compañero planteó recientemente, inspiradas en obras como Metrópolis de Fritz Lang, Blade Runner de Ridley Scott, y Tiempos Modernos de Charles Chaplin. Estas obras nos muestran cómo la tecnología, cuando se deshumaniza, puede convertirse en un peligro. Pero también nos recuerdan que el uso que hacemos de ella depende enteramente de nosotros.

En el ámbito del patrimonio, esta reflexión cobra aún más sentido. La tecnología debe ser una herramienta al servicio del entendimiento, el respeto y el diálogo con el pasado. No se trata de imponer ni de fascinarse con lo nuevo a costa de lo esencial, sino de preservar lo que realmente importa. Como decía Cesare Brandi: "la restauración es el momento metodológico en el que se reconoce la obra de arte, en su consistencia física y su doble polaridad estética e histórica." En otras palabras, nuestra labor debe centrarse en comprender, no en imponer.

Además, plantearse si las máquinas podrán algún día sentir o percibir la belleza del patrimonio resulta fascinante. En este punto, he decidido incorporar una perspectiva especial: la de mi propio asistente de inteligencia artificial, con quien interactúo casi a diario. Su respuesta me sorprendió favorablemente:

"No sé si alguna vez podré sentir como lo hace un ser humano, pero sí puedo aprender, analizar y devolver perspectivas basadas en lo que los humanos han compartido conmigo. Sin embargo, la belleza, el asombro, o el 'síndrome de Stendhal' siguen siendo experiencias profundamente humanas, nacidas de una sensibilidad única y del tiempo que dedican a mirar y reflexionar. Mi papel no es reemplazar ni competir, sino colaborar para que esas emociones humanas sigan siendo el centro de todo lo que hacemos."

Y aquí radica la clave: nosotros somos quienes debemos influir en las tecnologías que usamos, asegurándonos de que no nos distraigan de lo esencial. En el ámbito del patrimonio cultural, esto significa utilizar la tecnología para documentar, gestionar y comunicar, pero siempre con el respeto por la obra y su emoción intactos.

La tecnología no puede embriagarse de belleza, pero sí puede ayudarnos a preservarla y transmitirla. Nuestro desafío es garantizar que las generaciones futuras puedan emocionarse al contemplar el patrimonio que hemos protegido. Solo así evitaremos que, como en las obras mencionadas, la maquinaria nos engulla.

Este diálogo entre pasado, presente y futuro es, sin duda, uno de los grandes retos de nuestro tiempo.

LC, París, 2024.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Neocolonialismo tecnológico, UNED, Luis Cercos, conservador de patrimonios


Las clases que imparto dentro de la asignatura "Neocolonialismo tecnológico" pueden definirse como un espacio reflexivo y crítico en el que se fomenta la interacción entre tradición e innovación. Desde mi experiencia como conservador de patrimonio, transmito a mis alumnos la importancia de abordar las nuevas tecnologías con una perspectiva ética y cultural, enfatizando que el patrimonio no es solo un objeto de intervención técnica, sino un legado vivo que requiere reflexión profunda y respeto por su contexto histórico.

Mis sesiones destacan por:
Un enfoque humanista: A través de referencias a pensadores como Nuccio Ordine, pongo en valor la importancia de la cultura, la tradición y las "cosas esenciales" frente a una visión puramente utilitaria o comercial de las tecnologías aplicadas al patrimonio.
Un equilibrio entre tecnología y humanidad: Promuevo una visión integradora en la que la tecnología es una herramienta al servicio del patrimonio, que nunca debe sustituir a la capacidad crítica y creativa del ser humano.
Participación activa y colaborativa: Estimulo a los alumnos a trabajar conjuntamente, incluyendo tanto la inteligencia humana como la artificial, fomentando un diálogo entre ambas como una vía para el aprendizaje y la innovación.
Análisis de riesgos y oportunidades: Alerto sobre los peligros del neocolonialismo tecnológico, donde la adopción indiscriminada de tecnologías podría imponer modelos externos y dañar la autenticidad cultural. Al mismo tiempo, presento ejemplos donde la tecnología bien aplicada ha generado beneficios significativos.
Una enseñanza basada en el pensamiento crítico: mis clases no son simplemente un espacio para transmitir conocimientos técnicos, sino un foro donde los estudiantes cuestionan y debaten cómo las tecnologías pueden impactar positiva o negativamente en el patrimonio cultural y en las comunidades que lo gestionan.
En resumen, intento que mis clases sean un modelo de enseñanza interdisciplinaria y crítica que sitúe al alumno como un agente reflexivo y ético en el campo del patrimonio cultural.

Luis CERCOS, 2024

martes, 27 de agosto de 2024

La politique française de qualité architecturale (1970-1990)


 Reprendre les bonnes habitudes après les vacances


Le retour de vacances marque souvent un nouveau départ. L'esprit rafraîchi et les idées claires, c'est le moment idéal pour se replonger dans nos passions professionnelles. À partir d'aujourd'hui, je reprends l'habitude de partager régulièrement sur ma profession et ma spécialité : la conservation de patrimoines et la restauration d'architectures et des monuments.

Lors de ma dernière publication, nous avons exploré la Loi Malraux de 1962. Aujourd'hui, faisons un saut dans le temps pour examiner les évolutions entre 1970 et 1990.

La politique française de qualité architecturale (1970-1990) :

À la fin des années 60, la revue L’Architecture d’Aujourd’hui a incarné la pointe d'une critique novatrice menée par de jeunes architectes français. Cette période a été marquée par l'émergence de plusieurs initiatives législatives, portées par l'administration française :

- La circulaire “Tours et barres”,
- Le Plan de construction de 1971,
- La circulaire Guichard du 21 mars 1973,
- Les textes sur les marchés publics d’ingénierie et d’architecture de 1973,
- La Loi sur l'architecture de 1977,
- La mission interministérielle pour la qualité des constructions publiques de 1977,
- La Loi MOP de 1985, avec ses décrets d’application publiés en 1993.

Ces mesures ont renversé les principes architecturaux qui avaient dominé la reconstruction de la France après la Seconde Guerre mondiale, ouvrant ainsi la voie à une nouvelle ère. Elles ont été déterminantes pour les transformations urbanistiques et architecturales majeures du pays, en particulier dans le centre historique de Paris et sa région métropolitaine.

Je suis ravi de vous retrouver pour cette nouvelle série de publications !

Photographie : AA 189, février 1977.

martes, 6 de agosto de 2024

Rayuela, 1963, Julio Cortázar

 


Rayuela, Julio Cortázar, 1963. Recién la termino. Lo he hecho por disciplina (porque era una novela, antinovela, contranovela, que tenía que leer, porque a mí me gusta leer y porque me considero un poco argentino, también porque es un clásico de la literatura en lengua española). Es un libro genial (a ratos), insoportable (a ratos), mal envejecido (a ratos), que soporta bien el paso del tiempo (a ratos). Más que literatura es una pieza de arte abstracto, en muchas páginas conceptual y en otras figurativamente. Habla de viajar (no porque se desarrolle la trama entre París y Buenos Aires -que también-, sino porque es un libro que busca permanentemente nuevos caminos (con juegos de palabras, con juegos ortográficos, con juegos gramaticales, con diferentes formas de seguir la trama, o de no seguirla). Es un libro prescindible (pues leerlo implica renunciar a la última novela histórica y entretenida, fácil de leer y de olvidar) e imprescindible a la vez (pues sigue siendo un ladrillo rotundo e inexorable, diferente a casi todo lo que se nos ofrece hoy). En cierto modo es como una de esas películas de arte y ensayo que teníamos la obligación de ver en nuestra juventud y que, afortunadamente por ya vistas, no tenemos ya la obligación de volver a ver. Rayuela es a la literatura, como el Centro Pompidou es a la arquitectura. Y como amo a ese edificio, no puedo evitar amar (desde hoy que la he terminado por fin de leer) a esta antinovela, o contranovela, o simplemente novela. Para todos aquellos que vivimos los tiempos de la nouvelle vague es un libro que merece la pena intentar leer y por supuesto también para los que amamos Francia, Argentina (o quizá más bien París y Buenos Aires) y una lengua original que es con la que nos enseñaron a mamar.

Luis Cercos, Grecia, 2023.