Domingo, 9 de mayo. Mañana cumplo años. Muchos. En cierto modo me encuentro mayor, ligera o profundamente cansado: ¡qué se yo!. Lo noto al comenzar esta entrada. Así que hoy, sólo voy a transcribir el primer párrafo del artículo “Ciudades. El desafío de la convivencia” que se publicó en EL PAÍS SEMANAL del pasado día 2.
Aparentemente se habla de autobuses. Pero un autobús, como me enseñó ya hace muchos años un viejo profesor de escuela, es una metáfora del mundo y de la propia vida. La gente sube y baja y el autobús sigue. Y a medida que se llena, los que van bajando dejan sitio a los que quieren subir.
“La ciudad es el sitio donde muchos hemos ido a encontrar otra vida. En las ciudades indias la gente viaja en autobuses parecidos a los de Londres. Allí coinciden el gopi, la persona que lava los pies, y el prestamista. Provienen de estratos sociales distintos. En un pueblo jamás llegarían a hablarse. Pero en el autobús urbano se tienen que sentar uno al lado del otro. Eso es lo maravilloso de las ciudades. Gandhi intentó desesperadamente abolir el sistema de castas. Y el autobús, sin ningún objetivo político, lo ha conseguido. Por eso las ciudades son lugares de esperanza”.
El párrafo es de Charles Correa, el arquitecto que diseñó Navi Mumbai, la nueva Bombay para dos millones de habitantes. Y yo, en la víspera de mi cumpleaños, no he encontrado nada mejor que contaros.
Otro amigo mío, hace unos días, me habló también de autobuses:
“Hay un montón de gente que mata o se dejaría matar por subir a este autobús (un club, un puesto de trabajo, un partido político, un privilegio) y luego, nada más ser admitido, lucha con todas sus fuerzas por atrancar la puerta e impedir a otros subir”.
En cualquier caso y como terapia para comenzar la nueva semana, quedaros con la última frase de Charles Correa: las ciudades son lugares de esperanza.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architets.com/
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