Generalmente, en los edificios antiguos y conjuntos monumentales, los elementos metálicos nos llegan en buenas condiciones físicas (por la "fortaleza" del material), pero desvirtuadas bajo multitud de capas de pintura que borran detalles y modifican el aspecto estético que tuvieron originalmente.
Los tratamientos de pintura al esmalte, además de aplicarse indiscriminadamente (en muchas ocasiones sin eliminar, ni siquiera limpiar, las capas inferiores) producen un acabado excesivamente "nuevo" o renovado, que se integra mal en el contexto general de una restauración científica.
Bajo mi punto de visto la solución generalmente pasa por eliminar todas las capas de pintura mediante métodos combinados (proyección de microabrasivos a presión controlada, decapado con productos químicos, decapado con calor, limpieza manual) y posteriormente aplicar un acabado similar al que estos elementos tuvieron originalmente.
Artesanalmente este tratamiento era (rejas de iglesias, generalmente en la división entre el coro y los fieles) realizado -en interior- con cera virgen de abeja, pigmentos con óxido de hierro, aguarrás (esencia de pino o trementina) y betún de Judea, todo ello aplicado por medio de calor (baño "María").
En la actualidad, un tratamiento que a mí me gusta es la protección de las rejas mediante un desinhibidor y/o transformador de óxidos que produce una sensación de "congelación" del estado actual que armoniza bien con el entorno.
En Europa, el aceite o barniz desinhibidor que mejores "sensaciones" me ha provocado es el denominado OWATROL OIL, un antióxido penetrante de la marca OWATROL (www.owatrol.com) que detiene la oxidación, protege el metal de la corrosión, penetra y protege hasta llegar al metal sano, expulsa el aire y la humedad del soporte y "estabiliza" la pieza.
Luis Cercós - LC-Architects
Santiago, Chile