Comparto muchas de las respuestas de la entrevista de hoy a Javier Mariscal (fuente: El País, 25 de agosto de 2014):
Cuando veo una nueva creación, un buen trabajo, una buena lectura, película, música, etcétera, siento una envidia terrible. Me hubiera gustado muchísimo haber sido Mozart, Woody Allen, Matisse, Amy Winehouse, y miles más no tan conocidos, o incluso anónimos.
Me encantaría vivir en una Europa federal, con un presidente elegido directamente, con un solo ejército, pequeño, y con muchos informáticos espías. Con un solo Ministerio de Exteriores, con una embajada europea en cada país, dando muchas ayudas a la investigación y apoyando a las empresas transeuropeas, tipo la del Airbus, a las energías renovables y de satélites. Con universidades superconectadas y una buenísima y gran distribución de todos los canales de la cultura, cine, literatura, visuales, etcétera. Becas Erasmus por un tubo, niños hablando cuatro idiomas europeos. Escuchar una canción francesa, ver una peli danesa, leer a un filósofo alemán, ver una performance italiana.
Bueno, uno no se hace valenciano, uno nace valenciano. Y luego comienza su curiosidad por otros lugares, otras culturas, otra gente, otras músicas, otros lenguajes..., y al final uno ya no es valenciano, es del mundo y puede ir y venir a su aire.
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