Mel Gibson quizá no sea un buen tipo. Quizá homofóbico, quizá antisemita, quizá machista, alcohólico, maltratador. No lo sé, pero eso es lo que la prensa dice de él. Si todo eso es cierto, es una persona deplorable. Un asco de tipo.
Hoy cumple Mel Gibson 59 años. No le conozco personalmente, pero me cuesta creer que el protagonista de 4 de mis películas favoritas sea todo eso (Gallipollí, 1981 y El año que vivimos peligrosamente, 1982, ambas de Peter Weir; Braveheart, 1995, dirigida y producida por él mismo, ganador del Oscar en ambas categorías; y El Patriota, 2000, Roland Emmerich, sobre la vida de uno de mis héroes de la infancia, el zorro de los pantanos).
Lo mismo me ocurre cuando pienso en Woody Allen o en Roman Polansky.
Siempre pensé que Braveheart contaba la misma historia que Espartaco (en la versión de Kubrick de 1960, otro film que siempre está en mi lista de favoritos). Hoy, leyendo un resumen de la biografía de Gibson descubro que Espartaco y Horizontes de Grandeza (William Wyler, 1958) son sus dos películas favoritas. Y la revisión del clásico, en el caso de Braveheart, no desmerece frente a las que sirvieron de inspiración.
Posiblemente yo nunca pudiera ser amigo de alguien como Gibson, pero no puedo evitar detenerme en esas 4 películas cada vez que las reprograman en televisión.
En fin Mel, happy birthday.
Luis Cercós
Buenos Aires, Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario