
El fallo de este año ha primado intervenciones discretas que se sitúan ideológicamente en una línea de trabajo coherente con un periodo de crisis económica y cambios culturales: viviendas asequibles, rehabilitaciones, equipamientos de proximidad. Lejos de la pirotécnica arquitectónica propia de la anterior falsa bonanza, los premios FAD nos indican un nuevo camino.
Y aunque son varias las intervenciones premiadas con las que comparto sintonía, quiero hoy mostrar en el blog el trabajo del arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas (http://www.antoniojimeneztorrecillas.com/) en el Pósito de Huéscar (Granada), un nuevo espacio de uso público que combina la recuperación de elementos patrimoniales con una arquitectura de enorme valor expresivo como consecuencia de la utilización meditada de técnicas artesanales y conceptos contemporáneos. En esta misma línea, la valoración del jurado nos habla de “la sabia armonía de la restauración de un edificio rústico conjuntada con elementos de extracción moderna, con un resultado equilibrado y mesurado”.
Lejos de anteriores y vetustos planteamientos teóricos no veo hoy otro camino más coherente en la restauración del patrimonio que enmarcar la confrontación entre las históricas estructuras originales y las nuevas soluciones técnicas actuales.
Porque emplear materiales tradicionales no obliga en absoluto a utilizarlos con lenguajes arquitectónicos pasados.
Y para muestra, un botón.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/
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