domingo, 12 de septiembre de 2010

Carlos Boyero, 1953

No suelo leer las críticas cinematográficas salvo que estén escritas por Carlos Boyero (Salamanca, España, 2 de mayo de 1953). Por su culpa compraba el ya desaparecido Diario 16 y, posteriormente, El Mundo, las dos cabeceras dirigidas por Pedro J. Ramírez de quién, por cierto, tenía antes mejor opinión que la que ahora mantengo. Cosas mías, quizás. O tal vez no.

Carlos Boyero es también es uno de los articulistas por los que ahora compro El País, pero en este caso la culpa está mucho más repartida.

Me gusta lo que escribe Carlos Boyero en la medida en la que me habría gustado escribir yo las cínicas frases que, a menudo, utiliza. Por ejemplo y a propósito de la Mostra de Venecia (EL PAÍS, 10 de septiembre de 2010, Adaptaciones y plagios, cultura, página 39):

También se impone con urgencia al llegar a tu casa revisar las películas que amas para asegurarte de que el cine es una de las mejores cosas que te han ocurrido en la vida, lo opuesto a la ingente basura seudoartística que has consumido en la Mostra. Y así llevamos demasiados años.

Hoy Carlos Boyero comenta el palmarés de la 67ª edición de la Mostra de Venecia y bendice los premios concedidos a Sofia Coppola (León de Oro, Somewhere); Alex de la Iglesia (mejor dirección y mejor guión, Balada triste de trompeta) y Vincet Gallo (Copa Volpi al mejor actor, Essential killing).

Pero tras cuestionar el de Ariane Labed ( “… en cuanto a la actriz protagonista de la insustancial y vocacionalmente moderna película griega Attenberg, me cuesta recordar sus presumibles dones histriónicos aunque haya pasado poco tiempo desde que la vi. Todo lo contrario que con la admirable Natalie Portman en Cisne Negro, pero como es una estrella del cine estadounidense el jurado debe de haber considerado abusivo otorgarle el indiscutible premio a la mejor actriz”), cierra el artículo con un párrafo pleno de talento, humor, cinismo y mala leche:

A excepción de las películas de Sofia Coppola y Alex de la Iglesia y de un par de extraordinarios documentales, lo único grato que ha ocurrido en la Mostra es la noticia de que su infame director Marco Müller ha decidido abandonar su cargo. Lo que no tengo claro es si se despide con esta edición o va a continuar hasta la próxima.

Mientras se despeje esta incógnita, mi mujer y yo, iremos a ver las películas Sofia, Alex, Vincent y Natalie, fundamentalmente porque nos han gustado sus anteriores trabajos, porque estos cineastas nos caen básicamente bien y, en lo que a mí concierne, porque en sus últimos trabajos también les avala la crítica de Carlos Boyero.

Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/
luiscercos@hotmail.es

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