domingo, 19 de enero de 2014

Gitanízate. Stop Racismo.


A pesar de haber nacido en Madrid y tener la piel más blanca que la leche descremada, cada vez estoy más orgulloso de ser sudaca, padre de sudamericana, esposo de sudamericana. Lo mismo puede decirse de ser padrastro de gabacho, que también lo soy o de padre orgulloso de dos hermosas niñas búlgaras, minoría étnica allí.

Por todo ello no puedo más que sentir una tristeza enorme ante las noticias de avance del racismo en la vieja, cada vez más vieja, Europa: los judíos -grandes amigos he conocido aquí, en Chile y en Argentina- vuelven a tener miedo, los gitanos van a colegios segregados en algunos países europeos, los sudamericanos llegan con miedo a la T4 de Barajas y los africanos al Charles De Gaulle de París, pero también podríamos hablar mucho de Italia, de Alemania, y de muchos otros países. ¿Por qué?

En Ostrava (República Checa) los niños gitanos son enviados a escuelas especiales (¿colegios solo para gitanos? Si, colegios solo para gitanos).

Recuerdo un chiste terrible. Una ley imaginaria en un país imaginario -pero no muy imaginario- obliga a negros y arquitectos a presentarse en comisaria todos los primeros lunes de cada mes. ¿Por qué los arquitectos?, protesta un arquitecto. ¿Por qué los negros?, le pregunta un negro. Y el arquitecto entonces comprende lo egoísta de su pregunta inicial.

En Hungría el 90% de los gitanos está en paro. En Polonia muchos restaurantes "reservan el derecho de admisión" a romaníes. En Rumanía, Eslovaquía, Eslovenía y  Bulgaria los gitanos viven un injusto régimen de apartheid. Por supuesto, los gitanos están practicamente excluidos de la vida económica y política en Bulgaría, República Checa, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal y España. ¿Cuántos alcaldes gitanos conoce usted?, ¿cuántos directores gitanos de empresas multinacionales conoce usted? Entre 766 eurodiputados en la actualidad solo uno (en realidad una, Lívia Járóka, húngara) es gitana. Proporcionalmente debería haber al menos 21.

En 2008 el inefable Silvio Berlusconi censó -como si de un viejo César romano se tratase- y expulsó posteriormente a multitud de gitanos en Italia. Similar tendencia pretendió realizar Nicolas Sarkozy en Francia en 2010. Aún hoy, el gobierno socialista ha derribado, sin realojar, a más de 17.000 gitanos franceses, en contra de la promesa electoral de Hollande. La ministra Cristiane Taubira es insultada a diario en las redes sociales (negra, nacida en la Guayana Francesa) y muchos franceses olvidan quiénes fueron mayoría en la conquista del campeonato del mundo de fútbol de 1998.

En diciembre de 2013 -antes de ayer, como aquel que dice-, el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, escribió un vergonzoso artículo en Financial Times: "los nómadas rumanos y búlgaros -miembros, no lo olvidemos, de ¿pleno? derecho de la Unión Europea- no tendrán acceso a los derechos que nuestro país concede a otros inmigrantes (ayudas sociales, vivienda, desempleo) y Londres deportará a los "inmigrantes europeos que pidan limosna o duerman al raso". Pobres no.

¿Cómo luchar contra todo esto?

Depende -mucho más de lo que parece- de todos y cada uno de nosotros.

Luis Cercós
Santiago, Chile
Buenos Aires, Argentina
Madrid, España

P.D. Contra el racismo, viajar. Contra el fascismo, leer.