domingo, 1 de junio de 2014
El nuevo vecino, 2014
Fragmentos del relato de hoy domingo en el dominical "El País Semanal", escrito por Almudena Grandes. Identifico al protagonista, desgraciadamente, en muchos compañeros. Y también, por supuesto, en mi propia experiencia personal:
"La rutina de su vida se había vuelto muy simple. ... Sin embargo, a su pobre manera, Sebastián era un privilegiado y lo sabía. Le resultaba imposible calcular cuántos arquitectos técnicos de más de 50 años habrían dado lo que fuera por hallarse en su lugar después de haberse quedado en el paro, pero intuía que eran muchos. La mayoría.
... Cuando el estudio quebró, tuvo que venderlo todo. Su casa de la ciudad, el apartamento de la playa, su coche, las joyas de su mujer, los ordenadores y hasta el cuadro del salón, regalo de un compañero de carrera que se había convertido en un pintor de éxito notable. Con eso había liquidado las hipotecas, había afrontado las deudas acumuladas desde que la empresa había empezado a irse a pique, y se había quedado con un colchón tan fino, tan endeble, que apenas abultaba cuando se animó a volver al escenario de su última obra, aquella urbanización de superlujo entre cuyos empleados había hecho varios buenos amigos, entre ellos Camilo, el encargado de la garita de entrada.
...
Aquel día, Sebastián se levantó antes de que sonara el despertador. Se afeitó, se peinó con más cuidado del habitual antes de ponerse la mejor ropa que tenía. ... Los minutos pasaron con una lentitud enloquecedora hasta que, a las once y media, un Audi último modelo se detuvo ante la garita".
La cara del conductor de aquel Audi, era la del hombre que le había ahogado en deudas hasta que consiguió quebrarlo.
Pero como me dijo aquella vez un tachero de Buenos Aires: "la vida viejo, siempre da revancha".
Mañana lunes es el día. Ya os contaré.