sábado, 3 de abril de 2010

intuiciones


Decía el pasado jueves que del libro que estoy leyendo ahora os hablaría ayer. Perdonadme pues por el retraso de un día. A propósito de esto, me dijo una vez un profesor de construcción que en las visita de obra pudiera ocurrirnos con frecuencia el no tener respuesta a una cuestión. Es normal, no se puede saber todo de todo. No pasa nada.

- Lo que hay que hacer era posponer la respuesta para el día siguiente. Pero el día siguiente, hay que volver a estar allí, en la obra, enfrentarse de nuevo con el problema y saber resolverlo. Las cosas son así, rápidas. Si en lugar de mañana, vas pasado mañana, quizá la contrata ya haya encontrado la solución. Y es muy probable que a ti, esa, no te guste.

Hace unos meses decidí ir al médico. Me cuesta ir. No me gustan los hospitales ni los centros de salud. ¿Por qué llamarlos así cuando son precisamente todo lo contrario? El caso es que me encontré con un médico mayor, pausado, delgado y muy sereno. Elegante, como a mí me gustaría llegar a ser. Me gustó como me trató y también lo que me dijo. A una de mis preocupaciones, no tuvo respuesta.

- Los médicos generalistas tenemos la obligación de saber un poco de todo, que no es lo mismo que saberlo todo.

Aquel doctor me dedicó un tiempo inhabitual para la sanidad actual, pero quizá fuese relevante el hecho de que la consulta no era en el marco de la atención pública. El caso es que al interesarse por mi profesión y por lo que hacía me explicó la diferencia entre exploración y analítica.

- Una vez me invitaron a dar una conferencia en la facultad de medicina de la universidad de Buenos Aires. Allí siempre hubo excelentes médicos. Al finalizar la charla un joven doctor me preguntó sobre el conflicto generacional a la hora del diagnóstico. Los médicos argentinos de mayor edad, acostumbrados a trabajar con pocos medios, no solían realizar grandes estudios analíticos mientras que los recién titulados, formados ya en mejores condiciones económicas, solían apoyar sus intuiciones en largos y costosos estudios clínicos.

La exploración es necesaria –respondió mi doctor, para regocijo de sus colegas de mayor edad- pero no siempre suficiente –lo que provocó la sonrisa de los más jóvenes. Los análisis nos explican qué es lo que no funciona, lo que no está bien en el organismo del paciente que viene a vernos, pero en muchas ocasiones, ese mal oculta el verdadero motivo de la consulta, porque eso no es lo que a nuestro enfermo le duele.

Me gustó la explicación pues en cierto modo era aplicable a los edificios enfermos y en la mayor de las ocasiones una intuición (un razonamiento a alta velocidad basado en nuestra propia y previa experiencia) explica el motivo de una lesión mucho mejor que la lectura equivocada de un estudio complejo.

Y del libro de hoy, por quedarme sin tiempo, voy a tener que hablaros mañana. Perdonadme pues.


Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario