miércoles, 28 de octubre de 2009

EL QUETZAL


Durante toda nuestra carrera hemos intentado seguir siendo libres; ser capaz de involucrarnos en los proyectos completamente, pero no por mucho tiempo; disfrutar con nuestro trabajo, pero siendo siempre capaces de renunciar a él.

La vida, por si sola, nos lleva por lugares que tú ni siquiera soñaste. El respeto por nuestros clientes nos obliga a crecer. Nuestro estudio de arquitectura es hoy mucho más fuerte de lo que nunca soñamos que fuera (y no estamos hablando de economía, sino de poesía). Evidentemente eso es mérito de la gente que está a nuestro lado, día a día, jornada a jornada, implicándose en algo en lo que sin duda creen: hacer arquitectura. Ya no podremos cerrar nuestro taller en un momento de cansancio. Y eso está bien. Pero todos nosotros respetamos el derecho de cada uno de los demás a seguir siendo libres y permitir, a quién lo necesite, volver a virar.

Entre los textos que habitan en las paredes del Memorial José Martí de La Habana (Cuba), hay uno que habla del Quetzal, al que en los trópicos llaman el pájaro hermoso de Guatemala. Dicen que es de color verde brillante y que tiene largas plumas. Nos impresionó saber que el quetzal muere cuando cae cautivo, pero también cuando siente que se le rompe o lastima la hermosa pluma de su cola.

Cuando supimos eso, decidimos tener al quetzal entre los símbolos vivos de nuestro despacho: el taller de arquitectura que queremos alcanzar a tener.

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