sábado, 30 de agosto de 2014

A propósito de Billy Wilder


Hace unos días me dejó pensando una frase del cineasta Billy Wilder que publiqué inmediatamente en este blog. Y hace 4 años una noticia sobre Horacio Zeballos me llevó a pensar en lo difícil que es llegar a ser el jugador número 50 del mundo. ¿Te imaginas lo que significaría estar entre los 50 mejores estudios de arquitectura del mundo?

http://lc-architects.blogspot.com.ar/2010/05/los-50-mejores-estudios-de-arquitectura.html

Tengo ya 49 años (50 incoados, como diría un buen amigo) y he conocido tiempos mejores y peores. Sin los buenos no estaría aquí. Y sin los malos momentos tampoco estaría ahora aquí. Así que tanto le debo a los unos como a los otros. Éxito o fracaso, reverso y anverso de la misma moneda, ambos impostores al fin y al cabo.

Hoy una noticia sobre tenis en una pequeña página de un diario me ha llamado la atención: un jugador dominicano completamente desconocido para mí -y soy seguidor habitual de tenis- ha conseguido algo que ningún otro compatriota suyo había logrado jamás (ganar un partido en la fase final de un torneo de Grand Slam), pero además ha conseguido también algo que ningún otro ser humano de su edad, 34 años, había logrado antes: debutar en el US Open con dos triunfos, que podrían ser más si sigue avanzando en el torneo.

En República Dominicana no hay torneos grandes y Víctor no tenía plata suficiente para viajar por el circuito. Así que se dedicó a vivir como profesor de tenis, jugando internacionalmente solo los partidos de Copa Davis de su país y torneos Challenger (la segunda categoría en el tenis profesional). En 2013 su suerte cambió al ganar su primer partido en el circuito ATP -estamos hablando de un jugador de 33 años, hoy 34 años- y consiguió introducirse entre los 100 mejores tenistas del mundo. Por fin pudo empezar a viajar con regularidad. Hoy está clasificado en el puesto 80 del mundo, solo un puesto por detrás de su mejor clasificación histórica en el ranking (puesto 79, alcanzado el día 11 de agosto de 2014). Su sueño, después de toda una vida de pasión por el tenis está ahora a su alcance gracias a esa casualidad que se define como "el sitio justo, en el momento justo". En su caso un Open USA en el que ha ganado ya dos partidos. La tercera ronda de un torneo de Grand Slam otorga 90 puntos y dado que el año pasado no pudo participar, a partir del lunes 8 de septiembre será probablemente el jugador número 69 del mundo, o el 56 si gana su próximo partido, o el número 42 si gana también el siguiente.

Un profesor de tenis dominicano que puede alcanzar en plena madurez, cuando a muchos jugadores les llega ya la hora de la retirada, estar entre los mejores 50 jugadores del mundo. Quizá entre los 40 mejores. Quizá entre los 30 mejores (dependerá mucho de lo que ocurra en la parte final de la temporada y en el primer torneo grande del año 2015 -el Open de Australia-, torneo en el que este año no pudo clasificar).

Víctor Estrella Burgos muy probablemente le podrá decir a sus alumnos en el futuro, o a sus hijos, o a cualquiera que quiera escucharle, ... incluso se lo podrá decir a sí mismo: "recuerda que eres tan bueno, como lo mejor que un día llegaste a ser". Muy bueno. Conviene no olvidar el consejo de Billy Wilder.

"Todo esto me está pasando ahora porque tenía que pasarme ahora. No quiero plantearme qué habría sucedido si hubiese podido venir aquí con 20 ó 22 años. Me está pasando con 34, y estoy feliz. Tuve que detener mi carrera hace unos años porque no podía viajar. Ahora es distinto, viajo 25 semanas al año. Mi objetivo es estar entre los 50 primeros. No pienso en otra cosa. 

No creo que esto me cambie la vida. Sigo siendo un jugador de tenis. De otro nivel, claro, pero sigo siendo el mismo Víctor de siempre, que trabaja duro cada día, que es feliz en el vestuario. He recorrido un largo camino para llegar hasta aquí. Estoy muy feliz por la gente de mi país, que está celebrando mi éxito aquí"

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