Ayer se celebró en Madrid un encuentro presidido por el presidente de Brasil organizado por los periódicos EL PAÍS (España) y Valor Económico (Brasil). El nombre de la jornada era: Brasil. Alianza para la nueva economía global.
Dicen que improvisando, con apenas unas hojas delante, Lula, dirigiéndose al auditorio con la expresión “compañeros y compañeras”, fue articulando su discurso:
“Hemos tomado todas las medidas necesarias ante la crisis. No me imagino qué más se puede hacer. Deben saber que en Brasil la televisión está haciendo apología del consumo. La televisión les dice a los brasileños “si usted no está comprando porque tiene miedo de que pueda perder su empleo, terminará perdiéndolo. Compre”, y tengo que decir que son las clases más bajas del país las que han respondido, las que más han consumido”.
Consumir no implica consumir mal.
Consumir no es sinónimo de malgastar.
“Cuando pregunté a los bancos por qué no se daban créditos a la gente me contestaron: “porque luego no los pueden pagar”; pero en realidad estaban negando el derecho a la vivienda. Hemos tenido que acabar con la mentalidad derrotista. Cuando llegamos al poder se escuchaba “Brasil está en quiebra”, “Brasil tiene una deuda insoportable”. Al llegar al poder me encontré con cuestiones que parecían simples pero que no se resolvían: ¿Por qué no se puede pagar un salario que permita a la gente comprar?”.
Aquí, por el contrario, el debate, como veíamos ayer, está en todo lo contrario, en un supuesto ahorro de salarios, garantías e inversiones que en realidad mandará a sus casas a miles de trabajadores.
El mensaje no debe ser: estamos en quiebra, acepta el recorte en tu sueldo, renuncia a tu contrato, hazte competitivo, no protestes.
El mensaje debería ser: entre todos podemos.
“Mientras los verdaderos responsables hacen como si no tuvieran nada que ver, España, Portugal o una Europa debilitada sufren las consecuencias”.
¡Cómo me gustaría que mi presidente hablase como habla el presidente de Brasil!, artífice de la creación de 14 millones de puestos de trabajo, artífice de la incorporación a la clase media y con poder de consumo de 30 millones de antiguos pobres, artífice de la duplicidad en la tasa de universitarios, artífice del impulso del programa Minha casa, minha vida (http://www.minhacasaminhavida.gov.br/), que construirá para los más desfavorecidos un millón de viviendas en los próximos años.
En fin, lo mismo que aquí.
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