.. and I've seen it before
.. and I'll see it again
.. yes I've seen it before
.. just little bits of history repeating
Eso dice una canción de The Propellerheads. Algo así como “... lo he visto antes y lo volveré a ver, … sí, lo he visto antes, pequeños trozos de historia que se repiten”.
Como una parte más de nuestro trabajo, estoy siguiendo muchos blogs de arquitectura que diariamente publican imágenes de proyectos o fotografías de edificios ya construidos; generalmente edificios apabullantes, relucientes, de formas casi imposibles y que sin duda pretenden, y en muchos casos logran, dejarnos con la boca abierta.
Pero... ¿está en la forma la respuesta que buscamos los arquitectos?
Desde mi punto de vista, la arquitectura se debe al hombre y no al revés. Por eso debería modelar para él un entorno funcional, bello y racional (esto último, básicamente, en los aspectos técnicos), según cada momento de la historia.
Cíclicamente surgen quienes valientemente (en su acepción artística: “con propiedad o singularidad, o con arrojo y brío en el discurso o en el arte”) exploran y abren nuevas puertas, nuevos caminos, pero siempre respaldados por una sólida estructura teórica. Luego vienen detrás muchos confundiendo, como casi siempre, el fondo con la forma y se quedan con la simple expresión de esas ideas, repitiendo hasta la saciedad y el cansancio los logros de otros. Y así hasta que aparecen nuevos valientes a marcar nuevos caminos, completando una vez más el círculo.
Desde luego, no se pueden juzgar cada uno de los proyectos que vemos publicados a partir de lo que solo es una infografía sin más información complementaria, pero diariamente intuyo una tendencia cada vez mayor a concentrar todos los esfuerzos solo en encontrar la forma más novedosa, el equilibrio más imposible, la mayor sorpresa.
A eso un compañero del estudio, que a su vez lo aprendió de uno de sus profesores de proyectos, le llama “sacar musculo”.
Pocos de los proyectos que hoy vemos ensalzan, además de las “bellas” formas, la funcionalidad, el impacto en el entorno, las técnicas constructivas.
Quizá tengamos que esperar a que aparezca un nuevo Gropius y una nueva Bauhaus.
Eso, o intentar explorar estos caminos por nosotros mismos.
En eso estamos.
Javier Perera (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/
Walter Gropius (Berlín,1883 – Bostón, 1969), estudió arquitectura en Múnich (1903) y en Berlín (1905-07). Tras tres años de colaboración con el arquitecto Peter Behrens, funda en 1911 su propio estudio en Berlín. Hasta 1925 firma habitualmente sus proyectos junto a Hannes Meyer. En 1919 va a Weimar como director de la Escuela Superior de Arte, de la que surge, cuando toma posesión del cargo el 1 de abril de 1919, la “Staatliche Bauhaus in Weimar”, de la que es director hasta abril de 1928. A partir de ese momento intensifica su labor como conferenciante sobre construcción, arquitectura y, por supuesto, la “Bauhaus”. En 1937 es llamado por la Graduate School of Design en Harvard (EE.UU) para dirigir, desde 1938, la sección de arquitectura y paralelamente (hasta 1941) comparte estudio y proyectos con Marcel Breuer.
Walter Gropius es uno de los grandes arquitectos modernos pero la “Bauhaus” fue quizá su gran aportación a la historia de la arquitectura y, aún después de su marcha, es considerado su inspirador y la autoridad que integró el enorme talento de quienes allí se juntaron (Josef Albers, Alfred Arndt, Herbert Bayer, Marianne Brandt, Marcel Breuer, Lyonel Feininger, Gertrud Grunow, L. Hilberseimer, Johannes Itten, Wassily Kandinsky, Paul Klee, Gerhard Marcks, Hannes Meyer, Ludwig Mies van der Rohe, László Moholy-Nagy, Georg Muche, Walter Peterhans, Llly Reich, Hinnerk Scheper, Oskar Schlemmer, Jooost Schmidt, Lothar Schreyer, Gunta Stölzl y muchos otros más).
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