“Llámanse muros, murallones o paredones unos cuerpos gruesos formados con distintos materiales colocados a plomo con tal unión y trabazón que se mantengan por su mismo peso y resistan a los empujones de otros cuerpos que se les carguen o se les arrimen”. [i]
“Siete son los modos de colocar las piedras con la mezcla: tres de piedra labrada o sillería, que son el enrejado, el enlazado y el que llaman griego; otros tres de piedra tosca sin labrar o mampostería, a saber, el de hiladas iguales, el de hiladas desiguales, y el que va relleno en lo interior; el séptimo se compone de todos ellos”. [ii]
“La noción de pared es inherente a la apropiación del espacio. El hombre sólo conquista el espacio dividiéndolo, organizándolo y atrayéndolo hacia sí, materializando sus subdivisiones.
…
(son las funciones del muro), el aislamiento visual; el aislamiento sonoro, el aislamiento de la intemperie, el aislamiento térmico, …, su función de frontera tipológica: separación entre dos espacios semánticos distintos, lo sagrado y lo profano, lo permitido y lo prohibido, lo seguro y lo incierto; el borde del comulgatorio, la cadena que, por la altura a la que está situada, materializa la prohibición de pasar, el signo de peligro en la cuneta de una carretera; su función de barrera mecánica: las rejas de una cárcel; …”.[iii]
El 9 de noviembre de 1989 Günter Schabowski, ministro de Propaganda de la República “Democrática” Alemana, anunció en conferencia de prensa, que a partir de la medianoche los ciudadanos de la Alemania del Este podrían cruzar cualquiera de las fronteras de la RDA, incluido el muro de Berlín. Miles de berlineses acudieron a los puntos de control del muro exigiendo pasar al otro lado. Ni los guardias de control ni los funcionarios del Ministerio tenían información oficial, pero nadie estuvo dispuesto a asumir la responsabilidad del uso de la fuerza.
El control de la Bornholmerstrasse se abrió a las 23:00 horas de ese 9 de noviembre, para no cerrarse nunca más.
Hoy, cuando paseamos por Berlín, cuando caminamos al lado de los restos de aquel muro que dividió, no podemos por menos que recordar el muro/los muros que otros están construyendo en otros lados del mundo.
“Cuando uno va por la calle y observa cómo ha caído una casa entre paredes medianeras y queda al descubierto la referencia de la vida que hubo, recuerden aquel inventario, de los olores, los colores, los sabores”.
… Destruir el tejido de la ciudad es ir cortando como en arqueología, como en historia, pero más grave todavía, porque ese tejido es vivo, porque entre pared y pared está la vida. (Porque destruir o cortar una pared) es ir cercenando, destruyendo, la vida”. [iv]
De eso nos habló la película “Good Bye, Lenin!” y de eso nos habla Costa-Gavras, a sus 76 años, en su último film. De la vida de unos, de la vida de otros y de lo que para unos significó estar siempre adscritos al lado de los que pierden. Y de lo que significa estar perdidos en el lugar y en el mundo de los que supuestamente ganan o ganaron.
“Si alguna vez puede el hombre comparecer a los ojos de una nación ilustrada con la halagüeña esperanza de merecer su benigna atención, es sin duda cuando emplea sus tareas en beneficio y utilidad general”. [v]
[i] Juan de Villanueva, Arte de Albañilería, Madrid, 1827
[ii] Vitrubio, De Architectura, s. I. antes de Cristo
[iii] Abraham A. Moles, Psicología del Espacio, París, 1972
[iv] Santiago Amón, Poética de la Ciudad (recogida en el artículo de Juan López Jaén, El Muro, Curso de Mecánica y Tecnología de los Edificios Antiguos, Madrid, 1987
[v] Manuel Fornés y Gurrea, Observaciones sobre la práctica de Edificar, Valencia, 1857
Un artículo de Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/