Sin lugar a dudas, Joan Manuel Serrat es el cantautor, el poeta, el juglar, el músico más importante de mi vida. Muy probablemente, lo es también para muchos otros hispanohablantes. Se retirará en Barcelona en la víspera de NocheBuena del año 2022. Empezó a cantar y a contar cosas en 1965, el año en el que yo nací y de él era el primer disco que yo pude comprarme con mi propio dinero, allá por 1981. Todavía lo conservo, en una caja de madera, un recopilatorio de sus primeros años de carrera, que hoy está en mi casa en Francia. Sonó Serrat en la víspera del nacimiento de Giuliana, la menor de mis hijas, en un concierto memorable en la sala Gran Rex de Buenos Aires, junto a Mariela, junto a mi suegra -que marchó hace un par de años- y junto a nuestra querida tía Chiquita. En aquella ocasión, el maestro recitó un poema de Cavafis, ítaca, muy importante en mi vida también. Sonó Serrat también en la mañana del día siguiente al que conocí a Mariela, en la habitación de su hotel madrileño, mientras ella desayunaba, y aquella canción, Hoy puede ser un gran día, la animó a llamarme y a verme de nuevo. Y aquí seguimos, ella y yo, haciendo camino al andar.
La carrera de Serrat no puede resumirse en un puñado de canciones, pero Mediterráneo es el lugar de dónde vengo y el lugar que me define; Paraules d'amor, la lengua de mi padre, a quien quizá nunca llegué a conocer completamente; La Saeta, recuerdos de la España de mi infancia, entre curas y supersticiones, de lo que hoy estoy alejado en la medida de lo posible, pero que también me forjó; La mujer que yo quiero, cuyo nombre me sabe a yerba, es el estado en el que ahora vivo y en el estado en el que quiero morir; Para la libertad, los sueños de esa España de los 70, que viví siendo aún un niño, y que comprendí durante mi juventud; Fiesta, el recuerdo de mis veranos en Alginet, el pueblo de Valencia en el que están mis raíces paternas; Las nanas de la Cebolla, que siempre me llevan a un minúsculo pueblo de Guadalajara, en la Castilla pobre, de donde salieron a servir, siendo todavía muy jovénes, mi abuela y sus cuatro hermanas, porque apenas había para comer; el Sur también existe, el disco que me entronca con Uruguay y con Benedetti, la tierra de mis suegros, al otro lado del Mar; Juan y José, la canción que siempre me evoca a mi querido amigo Jesús, compañero de estudios y de profesión; Cada loco con su tema, así soy casi siempre, ecléptico y desordenado, un poco caótico; De vez en cuando la vida, ... lo sé por experiencia propia; Tío Alberto, metáfora del país en el que hoy vivo y trabajo; ... y tantas y tantas otras cosas, otras canciones, tantos recuerdos.
Bonne continuation mon cher Joan Manuel.