jueves, 12 de julio de 2018

C'est mon boulot à Paris


Mi familia y yo vivimos en Paris desde mayo de 2016, aunque yo trabajé casi todo aquel año en Madrid. La vispera de la Nochebuena de 2016 terminé mi última etapa española y comencé el 2 de enero a buscar trabajo en Francia. Lo encontré pocos meses después, marzo de 2017. Hoy he entregado el proyecto de restauración en el que he estado trabajando la mayor parte de los últimos 17 meses. A final de julio comenzaré un nuevo proyecto. Todavía no sé en qué oficina, ni quién será mi cliente. On va voir.

He aprendido mucho en este año y medio. Ahí van algunos consejos:

- Hablar idiomas está muy bien, pero nadie te paga por hacer esfuerzos de comunicación en una lengua determinada. No dudes en manejarte profesionalmente en el idioma en el que en cada momento puedas comunicarte mejor y ser más efectivo. Los clientes y los jefes quieren efectividad. Si tu interlocutor habla tu lengua materna, y tu no eres bilingue en la suya, no dudes ni un segundo en intentar desarrollar la reunión en el idioma de mejor comunicación entre ambos.

- Lo mejor es muchas veces enemigo de lo bueno. Lo más importante es entregar el proyecto suficientemente definido y dentro de los plazos. Un proyecto bueno hoy es mejor que un proyecto excelente que no ha sido entregado en el tiempo acordado. De tu parte depende también el trabajo de muchos otros. Tu retraso implica retrasos en toda la cadena.

- Francia es un país de método. Hay que entender eso o es muy fácil fracasar en el intento. Pero nadie puede evitar que intentes aplicar soluciones alternativas allá donde el método francés pueda dejar abierta otra posible solución.

- El trabajo genera contactos. Aprovecha las oportunidades, aunque lo que te ofrezcan no sea tu especialidad absoluta. Seguro que en algún momento, alguién se fijará en ti y en tu trabajo.

- Si estás en un país extranjero, mejor un perfil bajo y constante, que un perfil altanero. Ver, oir, intuir y hablar lo menos posible. Al menos, hasta no dominar la lengua de los otros. No estás en un bar entre amigos, sino en un ambiente de trabajo.

- Leer, estudiar sin parar. Esperar la oportunidad.

- Intenta minimizar tus lagunas profesionales, pero sobre todo, refuerza tus fortalezas.

Hay muchas otras cosas que quiero compartir con vosotros. Mañana será otro día.

Luis Cercós
Restaurador de Arquitectura

domingo, 8 de julio de 2018

España-Rusia y el puente del Alamillo


Hace ya 6 días que España regresó de la Copa del Mundo con un record mundial: dio más de 1150 pases en un partido de fútbol, la mayoría de ellos absolutamente insustanciales. En los medios españoles se habla, desde 2008 de jugar al fútbol tocando la pelota, como si esa fuera la única forma de jugar al fútbol. Solo un día después, Bélgica metió un gol que es ya historia del fútbol, a toda velocidad, en el último segundo del último minuto, en apenas 4 o 5 pases. La belleza del gol belga frente al tedio del juego español.

Casi todos los días voy a mi oficina caminando. Y regreso a casa, al final de la jornada, también caminando. Me gusta ir pensando en las cosas que veo y en la relación que hay entre esas cosas que pasan y mi profesión. Renovarse o morir. Consecuencia del éxito de las Eurocopas del 2008 y del 2012 y de la Copa del Mundo del 2010, la selección española es victima de su propio éxito. Un éxito reciente que cada vez parece más lejano e irrepetible.

España se ha convertido en una caricatura de lo que fue, hasta el punto de obligarnos a revisar unos éxitos pasados que quizá fueron espejismos. Revisando las selecciones existosas, siempre vemos, en un momento clave, una decisión arbitral, un error del delantero o del portero contrario, una tanda de penaltis. Una delgada línea separa siempre el éxito del fracaso.

Recordé la primera vez que vi el puente del Alamillo, allá por 1992, aquel hermoso puente de Santiago Calatrava, uno de sus primeros. Y siempre que veo una nueva obra del arquitecto/ingeniero valenciano, pienso en el drama de intentar repetir la misma fórmula o la misma receta. Lo que funciona en los restaurantes -la repetición escrupulosa y permanente del plato increible- no funciona en la arquitectura, básicamente porque la repetición tiende a la parodia cuando se pierde la reflexión. El pirindolo de la plaza de Castilla en Madrid es recuerdo histriónico de la deriva en la carrera de un hombre con talento.

Nadie duda tampoco del talento de los jugadores de la selección española. Tocan mucho y bien, ... pero en la dirección equivocada. España tocó y tocó hasta el aburrimiento, pero en horizontal y hacia atrás. Ningún peligro para la porteria Rusia. Conclusión: billete de vuelta para casa. Una decepción.

Encontrar una fórmula está bien, pero seguir innovando es mucho mejor. Si nos copiamos, terminamos aburriendo hasta a nuestros más benévolos y persistentes admiradores.

Renovarse o morir: ahí está el secreto de los más grandes.

Luis Cercós