lunes, 21 de junio de 2010
Atsushi Nakanishi
El primer hotel cápsula abrió sus puertas en la ciudad japonesa de Osaka en el año 1977. La carestía del suelo elevó los precios de los hoteles convencionales a límites inasequibles para el japonés corriente y este nuevo tipo de alojamiento fue reproduciéndose por las grandes ciudades de Japón.
El Green Plaza Shinjuku es el mayor hotel-cápsula de Tokio y del mundo. El precio ronda, al cambio, los 35 euros (entre 25 y 30 euros en otros establecimientos similares) y el pago de la tarifa da derecho a pasar la noche en una cápsula, a guardar sus pertenencias en una estrecha taquilla en la que le esperan la yukata (el tradicional albornoz japonés), a una toalla y a hacer uso de las instalaciones colectivas del hotel (aproximadamente equivalentes a las de un hotel de cuatro estrellas convencional).
Pasar una noche en un nicho de 1’00 metro de ancho, 1’00 metro de alto y 1’90 de largo no es el “sueño” de nadie, pero sus dimensiones pueden ser consideradas similares a las de una litera en un tren nocturno occidental. Al menos en Japón no compartes espacio con otros 5 ocupantes. Nada que decir, por tanto.
Los hoteles cápsulas en Japón son una solución para quien haya perdido el último tren de la noche, haya bebido y no quiera coger el coche, no haya encontrado una habitación en un hotel convencional o, sencillamente, no quiera hacer ese gasto extraordinario. De nuevo, nada que objetar. Cada japonés es libre de hacer con su noche y con su cuerpo lo que quiera. Al fin y al cabo, una noche se pasa en cualquier sitio.
La duda razonable me surgió la semana pasada cuando supe por Juan José Millás (EL PAÍS SEMANAL, La Imagen, página 13, domingo 13 de junio de 2010) de la existencia de Atshuchi Nakanishi, quien aparecía sentado a la puerta de su actual domicilio, el nicho 510 del Shinjuku.
“Con el tiempo y la crisis (también con la ayuda del capitalismo feroz, claro, que se manifiesta allá donde uno vuelve la vista), la gente comenzó a utilizar estos nichos como vivienda habitual. … Imagínate ahí dentro al final de la jornada, viendo por la tele un programa de humor … Y darías seguramente las gracias al destino por disponer de un sitio donde caerte muerto”.
Salvando las distancias y a propósito de soluciones habitacionales: ¿para cuándo cápsulas de matrimonio; cápsulas nicho para niños; cápsulas compartidas; cápsulas con cuna o, directamente, tasaciones inmobiliarias para adquisición de viviendas encapsuladas?
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