domingo, 12 de junio de 2011

Le Grand Voyage (Jorge Semprún Maura, 1923 - 2011)




Hace algo más de un año, en casa de un amigo común, coincidí con un sobrino, divertido y afrancesado, de Jorge Semprún. No pude evitar preguntar por su tío. Después le hablé a mi esposa, ella no es española, de aquel hombre al que yo admiraba, más por su vida pública (ex ministro de Cultura, ex militante comunista, prisionero 44904 en Buchenwald) que por una obra literaria, la suya, que yo apenas conocía.


Me encantaba el español que hablaba Jorge Semprún. Recientemente, casualmente, tuve conocimiento de dos anécdotas de su vida que me acercaron aún más al personaje. La primera de ellas procede del recuerdo lejano de Stéphane Hessel, inspirador del movimiento “indignados” y que tanta repercusión ha tenido en España a partir del pasado 15 de mayo. Le hemos dedicado varias entradas de este blog (15M).



Respondía Hessel así a la introducción que le brindaba la periodista (EL PAÍS SEMANAL, 29 de mayo de 2011, páginas 28-32):



- Estuvo usted en Buchenwald.



- Allí conocí a Jorge Semprún. Un gran amigo; guardo una anécdota de él importante. Cuando llegó al campo y le preguntaron a qué se dedicaba respondió: estudiante. “Si pongo eso”, dijo el que tomaba el registro, “le matarán inmediatamente, voy a dejar las primeras letras y lo voy a transformar en estucador. Así, por lo menos, le asignarán trabajos manuales”. Era lo único que buscaban.



La segunda anécdota procede del recuerdo de uno de los textos que Semprún escribió en 1998:



Solitario y desnudo ante la muerte. Elegirá su momento; yo estaré listo. A decir verdad, hace ya algún tiempo que lo estoy.



Me identifico plenamente con ese pensamiento: yo estaré listo. A decir verdad, hace tiempo que lo estoy. Quien no lo esté, no puede vivir intensamente lo mucho o lo poco que le reste de mortalidad.




Grabé Epilogo, el programa de Canal + España que transmite las entrevistas realizadas a españoles ilustres con el compromiso de emitirlas después del adiós. El programa dedicado a Semprún es memorable y no solo por lo que ha contado sino por la manera de utilizar nuestro hermoso castellano, en una España que solo será verdaderamente democrática desde la pluralidad de lenguas y culturas.



Con 18 años, dos después de finalizada la Guerra Civil, desde un exilio elegido por su padre, el joven Jorge milita en la Resistencia Francesa:



Tuve la impresión de continuar la Guerra de España. Contra el mismo enemigo. Contra las mismas ideas o, mejor dicho, las mismas contraideas. Contra el mismo fanatismo. La lucha de los pobres contra los ricos, de los injustamente tratados contra los privilegiados. La lucha de la libertad de los pueblos contra la opresión.




Al hablar de Buchenwald se reconoce incapaz de conseguir que el lector imagine lo inimaginable. Se puede hablar del horario, de la escasez de alimentos, de las condiciones de vida. Y todo eso se puede explicar, pero no se puede explicar el olor del terror del crematorio donde noche y día eran incinerados, los compañeros a los que habías visto morir.



La experiencia de los campos de concentración, de trabajo o de exterminio me ha permitido conocer el Mal absoluto, con mayúscula, pero también la generosidad del ser humano, la de aquellos que se arriesgan por los demás, la de aquellos que comparten su mísero trozo de pan con quien lo necesita más, aún a costa de saber que está reduciendo sus propias posibilidades de supervivencia en 4 o 5 semanas.




El final de la entrevista es emocionante.



- ¿Quiere añadir algo?
- No, bueno sí. Vamos a epilogar. Diré aquí lo contrario que el verso célebre de la Divina Comedia: NUNCA ABANDONÉIS LA ESPERANZA.



Jorge Semprún (Madrid, 10 de diciembre de 1923; París, 8 de junio de 2011).
IN MEMÓRIAM



Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/

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