domingo, 10 de julio de 2011
nadie está solo
Hoy he recibido las hermosas palabras de un buen amigo, Fernando Calvo, arquitecto. Las reproduzco aquí por lo que significan de apoyo, de ayuda y de verdad. Un recuerdo que sirve para todos los que hemos de “volver a empezar”, ya sea porque lo necesitamos o porque simplemente queremos comenzar de nuevo la carrera.
Tiempos difíciles, obligados a renacer de nuestras cenizas si es que no se las ha llevado el viento. En el fondo, poco importa, hay otras muchas, demasiadas, cosas que hacer en este mundo, no sólo arquitectura o también arquitectura.
Unas palabras de José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928-1999), que sientan bien. Será verdad que "nuestro destino son los demás" y lo otro, inamovible, sólo un escenario donde se da lo primero.
Suerte con todo
Un abrazo
NADIE ESTÁ SOLO
Nadie está solo
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad.
Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio.
¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
Tiempos difíciles, obligados a renacer de nuestras cenizas si es que no se las ha llevado el viento. En el fondo, poco importa, hay otras muchas, demasiadas, cosas que hacer en este mundo, no sólo arquitectura o también arquitectura.
Unas palabras de José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928-1999), que sientan bien. Será verdad que "nuestro destino son los demás" y lo otro, inamovible, sólo un escenario donde se da lo primero.
Suerte con todo
Un abrazo
NADIE ESTÁ SOLO
Nadie está solo
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad.
Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio.
¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
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