jueves, 2 de mayo de 2013
Rayuela, 1963
Cortázar, explicó así la novela, su "contranovela", palabra que él prefería a la que usaron algunos críticos para definir el texto, "antinovela":
De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura.
Me viene a la memoria la frase de Gabriel García Márquez sobre la vida de los escritores. Dijo el maestro, más o menos lo siguiente: "La vida no es lo que vivimos, sino lo que recordamos haber vivido. Y en el caso de los escritores, la forma en la que contamos lo que recordamos haber vivido".
El caso es que se cumplen 50 años desde la publicación de la obra maestra de Cortázar. Hoy, en el diario chileno El Mercurio, Sagitario (seudónimo de alguien), escribe lo siguiente:
El título corresponde al juego denominado "rayuela", conocido aquí en Chile como "luche". Título bastante apropiado para la novela principal de un escritor especialmente lúdico, que en su obra prodiga variadas jugarretas literarias con las que procura tomarle el pelo al lector. Afirmando que su novela es dos novelas, según como se lea, contrariando el axioma que establece que el orden de los factores no altera el producto, coloca al comienzo de "Rayuela" un "tablero de dirección", que señala que una de las novelas es, si se lee de corrido, de la página 1 a la 2 y a la 3, y así sucesivamente. Para leer la otra, hay que desordenar el orden, empezando por el capítulo 73 y pasando al 1 y al 2, y al 116, ...
Muy bien entendió, lúdico de Cortázar el cineasta italiano Michelangelo Antonioni en "Blow Up", su libre versión del cuento "las babas del diablo", del escritor argentino, sobre todo al final del filme, cuando unos mimos juegan un partido de tenis sin raqueta ni pelotas, juego al que se integra como pasapelotas el fotógrafo que ha registrado sin querer con su cámara un asesinato que después no puede probar.
Santiago, Chile