lunes, 27 de mayo de 2013
Transiciones
En lenguaje cinematográfico se llama "transición" a la forma en la que se pasa de un plano a otro, o de una secuencia a otra, en una película. Las transiciones pueden ser bruscas o sutiles. Un "corte" sería una transición brusca o rápida: un plano desaparece de la pantalla y es sustituido por el siguiente. En un "barrido" la cámara pasa de un plano a otro a través de un recorrido vertiginoso a través de diferentes escenarios hasta quedar detenida en un nuevo enfoque.
Durante los años 30 y 40, el cine clásico utilizó el recurso de la cortinilla, una especie de telón que cambiaba de escena. En esencia era una línea que atravesaba de extremo a extremo o de arriba a abajo, la pantalla.
En el "encadenado" la transición entrelaza 2 planos, uno entrante y otro saliente, en un breve lapso de tiempo, dando sensación al espectador de "adelanto" o "retroceso" en el tiempo narrativo.
Por último los "fundidos", en negro o en blanco, donde los planos se van tornando de uno de esos colores para volver a iluminarse u oscurecerse y dar paso a una nueva secuencia. Lo más interesante de los "fundidos" es el uso de ellos como elementos narrativos y así, por ejemplo, en un "fundido en negro" un personaje sale de una habitación y apaga la luz; o un tren entra en un túnel; o se utiliza la luz del sol para encadenar dos secuencias sucesivas; o la lluvia; o el humo de un cigarro.
Viene al caso todo esto del "lenguaje cinematográfico para reflexionar a propósito de la restauración (o incluso la construcción) de dos edificios medianeros. En nuestro caso, el ex Club Domingo Fernández Concha y la casa Goycolea, aunque hoy son un mismo conjunto monumental, fueron en su momento 2 edificios claramente distintos, diferentes años de construcción (hacía 1860 uno; hacia 1880 el otro), diferentes arquitectos, ... y aunque hoy unidos como siameses, también restaurados sucesivamente. La casa Goycolea, con sus criterios científico-arqueológicos primero y el ex Club, inmediatamente después. Una restauración condiciona la otra y resolver la "transición" entre ellos, como si estuviéramos en una sala de montaje, es vital. Esa es, a mi modo de ver, la clave del asunto.
Las fotografías que ilustran esta entrada muestran la fachada Goycolea recién terminada y la fachada del ex Club en sus trabajos previos, pero los criterios de intervención (ya sean las lagunas mucho más grandes en un edificio o en otro) serán idénticos. Esa es ahora mi obsesión: resolver adecuadamente la transición entre ambos.
Luis Cercós
Santiago, Chile