En tiempos en los que es difícil encontrar encargos que nos permitan desarrollar las directrices generales que identifican nuestra manera de entender esta profesión aparecen encargos, aparentemente menores, en los que desarrollar nuevas líneas de trabajo. Es el caso de la reforma de un semi-ático en el magnífico edificio de la calle
Bailén, 12 (junto y sobre el viaducto de Madrid), proyecto realizado entre los años 1959 y 1960 por los arquitectos
Fernando Moreno Barberá,
Juan Gómez, G. de las Buelgas,
Rafael de la Joya y el maestro
Julio Cano Lasso.
El edificio se asienta sobre los restos de las antiguas murallas de Madrid, con situación privilegiada, fantástica orientación y gran visibilidad en el centro histórico de la ciudad. El volumen del edificio era peligrosamente grande y para aligerarlo los arquitectos abrieron la fachada sur y oeste en largas galerías corridas que reinterpretaron, en aquel momento, los corredores y galerías de las madrileñas corralas.
La antigua vivienda no había sufrido ninguna intervención importante en sus 50 años de existencia y el nuevo inquilino, un profesional liberal que necesitaba un estudio profesional representativo, únicamente sugirió dos condicionantes: la reforma no debía borrar la distribución originalmente diseñada por Cano Lasso y Moreno Barberá sino simplemente aligerarla e introducirla en el nuevo siglo y en segundo lugar, la intervención debía entenderse como punto de inflexión en el uso del contenedor, permitiendo en el futuro nuevas distribuciones o usos complementarios a medida que evolucionase la situación económica y/o personal del ocupante. El proyecto no debía entenderse como cerrado sino como en permanente y constante evolución.
La reforma, realizada en 2 meses sobre una superficie algo menor 300 m2, contó con un presupuesto de 170.000 euros. Todas las instalaciones se diseñaron y ejecutaron para poder ser constantemente manipuladas, modificadas y ampliadas.
El croquis que muestra la situación del edificio es obra de
Cano Lasso. El plano de distribución corresponde al proyecto original. El interiorismo de la reforma es de
Lorena del Pozo. En el recibidor principal se realizó una intervención del artísta
Jack Babiloni sobre una reproducción de una fotografía de
Helmut Newton previamente existente.