jueves, 11 de agosto de 2011
Una casa con el mar a los pies (un texto de Fernando Calvo)
Una casa con el mar a los pies
Quizá la expresión no sea correcta, de dónde una casa con pies…
Tal vez por ello tampoco lo sea esta otra de “a los pies de montaña”, como se acostumbra a decir y está admitido en nuestra lengua. Si no le negamos los pies a la montaña, ¿no haríamos lo mismo con la casa?. En esto resulta que dotamos a muchas cosas de ellos, los pilares, las torres, todo lo que quede por encima de un cierto algo, entonces tiene pies para nosotros.
La casa, ¡ah!, sí, la casa, un refugio de verano en Bueu, Pontevedra, del año 1969, de Ramón Vázquez Molezún (este “de” incluye también su propiedad).
Recordando a Alejandro de la Sota cuando recordaba a Frank Lloyd Wright, sin saber qué es un recuerdo de un recuerdo, vuelven estas palabras: “El carácter puede ser grande en lo pequeño, o pequeño en lo grande”.
Los gallineros y las catedrales los dejamos en el texto original…
Por el calor me voy a sentar al pie de un árbol, para disfrutar de esta extraordinaria particularidad de nuestra lengua y de la sombra, pensando que es preferible la palabra intención a la palabra carácter.
La casa, ¡ah!, sí, la casa y las palabras de Wright son lo mismo, intención grande en lo pequeño.
Fernando Calvo, arquitecto
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