Me tienen por una enemiga del progreso, y no se dan cuenta de que el verdadero progreso es conservar nuestro patrimonio. Si lo destrozamos, matamos la gallina de los huevos de oro.
Salamanca sigue siendo bonita porque se conservan muchos edificios magníficos, hechos con piedra de Villamayor.
La especulación inmobiliaria ha sido nefasta para el patrimonio. Eso y los arquitectos estrella, que se empeñan en colocar sus edificios en zonas que no los necesitan.
Yo digo como Unamuno, antes la verdad que la paz.
Me apena que no hayamos conseguido que catedráticos conocidos o autoridades eclesiásticas alcen la voz en defensa del patrimonio.
Quien así habla responde al nombre de Isabel Muñoz y es administrativa en la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca. También es presidente de “Ciudadanos pro la Defensa del Patrimonio de Salamanca”, asociación que durante 10 años ha luchado para impedir la construcción de un auditorio firmado por Alvaro Siza y financiado por Caja Duero en el antiguo huerto del convento de las Adoratrices.
Había pensado en escribir y contrarrestar sus apabullantes declaraciones, pero ya que ella mismo pide la opinión de catedráticos, mira tú que quien la responde es Antón Capitel, arquitecto, catedrático y ex inspector general de Monumentos del Estado (cartas al director, EL PAÍS, 4 de diciembre de 2010):
Leo atónito, en la contraportada del lunes 29 de noviembre, como Isabel Muñoz, presunta defensora del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Salamanca, ha conseguido impedir la construcción de un auditorio proyectado por Alvaro Siza Vieira. Si no es una confusión, y se trata realmente de un auditorio, sería el segundo edificio de Siza que se impide, pues ya se hizo con una biblioteca universitaria.
Creer que impedir determinados edificios modernos en la ciudad histórica es defenderla sería cosa de risa, si no fuera para llorar. Alvaro Siza Vieira es uno de los mejores arquitectos del mundo, si no es el mejor, y es muy moderado en sus acciones de este tipo y extremadamente atento y sensible con las inserciones en las ciudades históricas. Además, es portugués de Oporto, bien cerca de Salamanca (España). La ciudad se hubiera enriquecido con sus aportaciones, e impedirlas no es defender el patrimonio, sino atacarlo gravemente.
Si la señora Muñoz hubiera vivido en el siglo XVI, sin duda hubiera luchado contra la construcción de la catedral nueva, pues afectaba gravemente a la vieja, como puede verse.
Además, estaba proyectada por una “estrella de la arquitectura” (http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Gil_de_Honta%C3%B1%C3%B3n). Para los (para estos) “defensores del patrimonio”, lo mejor sería que no se hubiera construido.Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/