domingo, 16 de junio de 2013
Definiendo "Patrimonio"
Cada vez me gusta más VD, el suplemento de fin de semana del diario chileno El Mercurio. Esta semana, además de publicar una obra de Panorama (Nicolás Valdés y Constanza Hagemann), a cuyos arquitectos conocí en una fiesta de cumpleaños ayer, me ha interesado la columna que en la última página publica todas las semanas el arquitecto Sebastián Gray (http://www.blogs.elmercurio.com/viviendaydecoracion). El artículo de opinión de hoy se llama "Definiendo Patrimonio":
De nada sirve mantener un solitario edificio antiguo en medio de la modernidad. Más que eso, aspiramos a conservar atmósferas.
¿Qué es lo que se debe rescatar? Patrimonio construido es aquello que tiene valor artístico, y también aquello que es parte indisoluble de una cultura o tradición. En este sentido, es imposible aislar la arquitectura de su entorno geográfico y su contexto histórico, como no transformemos al edificio en un ente desterrado, insignificante, la semblanza imaginaria de sí mismo, un objeto inanimado en el museo de la melancolía nacional.
Es patrimonio arquitectónico todo aquello construido que nos llena de admiración por su connotación histórica y por su efecto en la ciudad gracias a la calidad de su diseño. Caben en esta categoría, por lo tanto, construcciones antiguas tanto como modernas, espacios diseñados o rincones casuales; edificios tanto como usos y costumbres (lo "intangible"); incluso elementos singulares pero queribles, como un antiguo letrero comercial.
El patrimonio arquitectónico es tal sólo en tanto esté vivo. Son los edificios ocupados los que sobreviven, aunque estén ocupados precariamente; en cambio los abandonados terminan por desintegrarse rápida, inevitablemente. El uso cotidiano garantiza una mínima manutención y, más importante, da razón de ser al edificio y al barrio, puesto que la arquitectura, materialización de una dimensión abstracta de la vida, condiciona los actos que acoge. Conservar el patrimonio no se trata solamente de preservar, restaurar o reconstruir, sino de mantener un delicado organismo (el sistema social, cultural y paisajístico que llamamos "nación") del que el orgullo y la memoria son piezas clave.