jueves, 6 de junio de 2013
Tempus Fugit
Me gusta el tenis. No tanto por lo bien o mal que juego sino por la semejanza que encuentro entre el mundo y una cancha de tenis, o entre la profesión de jugador y la mía, o entre las metáforas y paradojas del deporte con relación a asuntos mucho más importantes.
Hoy, por casualidad, he visto la fotografía superior, con una leyenda jugando el torneo de "veteranos" en Roland Garros 2013. Torneos reservados a todos aquellos que un día fueron ganadores, en cualquiera de sus categorías, de un torneo del Grand Slam. Y me habría encantado volver a ver, más allá de una simple fotografía, a mi querido John McEnroe jugando y protestando.
- La bola es claramente fuera.
Aunque jugando en tierra (o en la Tierra), las marcas de la bola quedan impresas en la cancha (o en nuestra memoria). No importa. Siempre las podremos borrar.
Con esa fotografía me he trasladado, como si de una máquina del tiempo se tratase, veinticinco años atrás. Y no me he visto tan viejo. Incluso, en muchos aspectos, me prefiero hoy. En otros, por supuesto no. ... No lo sé. Quizá también.
Pero sobre todo: cada vez pienso menos que la vida es corta. No lo es. Siempre hay una revancha.
Como me acuerdo, en estos momentos, de aquellas frases de mi padre: "siempre hay tiempo para todo".
O la de Paul Valery: "nunca es tarde para empezar a tener mala suerte".
O Borges: "... en un mundo de inmortales, todos los humanos conocerían periodos de éxito y fracaso".
Tiempo es oro. Tiempo que se va. Tiempo que nos queda. Tiempo que vuela. Tiempo que se escapa. Segundas oportunidades. Terceras oportunidades. Volver a empezar.
Luis Cercós