La película está supuestamente interpretada, entre otros actores, por Jaime Bell (Tintín, ver la primera fotografía de esta entrada), el magnífico niño bailarín de Billy Elliot (2000) y por Daniel Craig (el último James Bond) encarnando a uno de los villanos, (Rackham el rojo), pero digo supuestamente porque ellos no se ven en la pantalla. Rodada inicialmente en imagen real, los actores grabaron las secuencias cubiertos de sensores que permitían transformarlos posteriormente en dibujos animados. Spielberg ha recurrido a esta técnica para no alterar el espíritu de la obra original de Hergé: dibujos animados para filmar un comic de estética clásica y línea sencilla, magníficamente dibujado y concebido. Por eso digo, aunque los niños prefieran la versión doblada, que habría que ver la película en versión original para que el trabajo de los actores originales no desaparezca por completo, o casi por completo. Yo, al menos, no he conseguido captarlo, seguramente por mi propia incapacidad para entender la técnica, aunque no creo que sea el único al que le pase.
Me recuerda esto a una anécdota que se me quedó grabada de niño, cuando un día, viendo la por televisión un capítulo de Marco, una de las primeras series de dibujos japoneses, a una tía abuela mía se le escapo un lagrima.
- ¡Qué bien trabaja este niño!, dijo mi tía
- Bueno, da igual, pero que bien lo hace el chaval
Una adelantada mi anciana tía, dada la evolución de la técnica cinematográfica.
Tintín, el secreto del Unicornio, es el resultado de 30 años de reflexión ya que el primer contacto de Spielberg con la obra de Hergé se remonta a 1981, cuando un crítico francés sugirió que el primer Indiana Jones (En Busca del Arca Perdida) era simplemente una moderna revisión del clásico del comic belga. Al leer esto, Steven Spielberg, que no conocía el personaje, de mucha mayor influencia en Europa que en los Estados Unidos, compró todas sus aventuras y, aun a pesar de los problemas con el idioma (compró la colección de comics en francés), quedó fascinado por el personaje y adquirió los derechos para hacer una película. Por aquel entonces solo tenía claro quien podría interpretar al capitán Haddock, el actor norteamericano Jack Nicholson. En 1983, Hergé y Spilberg, con motivo del estreno de la segunda aventura de Indiana Jones, tenían pensado conocerse personalmente en Londrés, pero el belga murió unas semanas antes.
Diez años después, en 1993 y quizá como consecuencia del realismo conseguido con los dinosaurios de Jurassic Parck, Spielberg empezó a pensar en la animación por ordenador para rodar las aventuras de Tintín. Por supuesto los avances posteriores, tanto de Pixar (Toy Story), como Avatar de James Camaron (2009) permitieron alcanzar un dominio de la técnica suficiente para dar forma definitiva al proyecto.
Y si no esperad a ver una película muda y en blanco y negro, absolutamente maravillosa que pronto estará entre nosotros, L’artiste (Francia, 2011), con Jean Dujardin en su papel protagonista, premio de interpretación en el último festival de Venecia. El cine en estado puro, sin más adornos que una hermosa fotografía, unos excelentes actores y una linda historia de amor, de éxito, fracaso y resurrección.
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